La Operación Bikini 2020 se ha complicado. La situación actual de encierro ha propiciado que muchas personas no tengan acceso a hacer ejercicio y la nula actividad física está pasando factura. Las continuas visitas a la nevera, por aburrimiento o ansiedad, tampoco ayudan. Los kilos de más que se están acumulando durante la cuarentena pueden provocar que, a la vuelta del confinamiento, las dietas express tomen el protagonismo. Un gran error para la salud que no beneficia a nadie.
Existen dietas muy peligrosas que no se deben hacer bajo ningún concepto. No solo no tienen evidencia científica, si no que la pérdida de peso se basa en una carencia nutricional que solo empeorará la salud del que la siga y que suele llevar asociado un efecto rebote. Quien apuesta por una de estas dietas muy peligrosas no tiene en cuenta que la base nutricional de toda alimentación debe ser variada y completa. Comer sano y hacer ejercicio es la única y verdadera clave del éxito. Aunque tarde un poco más.
Dieta de la solitaria
Esta dieta fue muy popular en el siglo XX y todavía en nuestros días se ha dado algún caso de alguna persona que ha decidido seguirla como método infalible para perder peso. Si este es el objetivo, sin tener en cuenta la salud, sin duda es garantía de éxito. Pero también puede llevar a la muerte. La dieta de la solitaria consiste en tragarse gusanos o lombrices que, una vez en el estómago, son ellos los que se comen toda la comida que consume la persona.
Por supuesto, ningún médico recomendaría esta dieta y nadie debería seguirla, ya que sus consecuencias son devastadoras. Desde problemas gástricos en una primera fase, hasta desnutrición, fallos en el organismo y finalmente la muerte. La dieta de la solitaria es una de las dietas más absurdas y peligrosas que existen. En el siglo XX existían unas cápsulas que contenían estos gusanos. Hoy en día, por fortuna, no existen, pero se han dado algunos casos de personas que han consumido estos gusanos vivos.
Dieta de las bolas de algodón
Otra de las dietas más peligrosas es la llamada dieta de las bolas de algodón. En esta ocasión, no hay gusanos que devoren los alimentos, pero sí algodón que llenan el estómago, no aporta calorías y producen una sensación de saciedad. La persona busca simplemente esto, saciarse, sin tener en cuenta que no consumir alimentos tampoco aporta ningún nutriente. El mayor problema reside en que este algodón no se digiere, queda pegado en las paredes del estómago, causando graves problemas digestivos.
El material del que está hecho el algodón comercial actual son fibras de poliéster, que quedan en el tracto gastrointestinal y provoca obstrucciones. Incluso aunque se consuma poca cantidad o sea durante poco tiempo, las molestias están aseguradas. Los defensores de esta dieta afirman que es mejor mojándolas en zumo de naranja, pero no es ninguna solución. Lo mejor es saber que esto representa un riesgo seguro para la salud y que no se debe considerar una opción como dieta.
Dieta del potito
Celebridades como Madonna o Gwyneth Paltrow se han declarado seguidoras de esta dieta. Pero que lo haga una persona famosa no significa que sea saludable o correcto. La dieta del potito basa la alimentación de un adulto en este alimento. No se pasa hambre, ya que la persona que la sigue puede consumir en torno a catorce potitos por día, además de algún permiso con las verduras, sin embargo, es deficitaria nutricionalmente y calóricamente. Un consumo casi nulo de calorías tampoco es beneficioso, por mucho que se busque adelgazar.
El riesgo de esta dieta reside principalmente en eso, la carencia nutricional que, aunque conlleva la pérdida de peso rápida, deriva en una salud con problemas. No es buena idea seguirla unas semanas y después regresar a la normalidad, ya que el efecto rebote podría ser muy acuciado. Toda alimentación desequilibrada debe rechazarse en pro de una nutrición saludable y correcta, donde el objetivo sea cuidar la salud y no solo perder peso. Las dietas express que prometen resultados inmediatos no son buena idea.