La pandemia del coronavirus está provocando que los pacientes mueran solos, por la imposibilidad de que sus familiares estén presentes. El temor al contagio ha llevado a las autoridades sanitarias a impedir que estén en los últimos instantes junto a ellos. El director científico del programa para la Atención Integral a las Personas con Enfermedades Avanzadas de la Fundació La Caixa, Xavier Gómez-Batiste, considera que esa práctica se debe poder eliminar. “Aunque el contagio se debe evitar, el efecto devastador de la muerte en solitario también debe evitarse”, ha señalado.
¿Por qué? Se trata de una consideración ética que ha quedado marginada en la crisis del coronavirus. El director científico entiende que toda la sociedad debería modificar lo que está sucediendo, y que los familiares podrían estar presentes: “Nosotros promovemos que sí, con medidas de protección. Es inhumano morir solo”.
Atención psicosocial
Con las UCI saturadas, con un gran impacto en todo el sistema sanitario, y con el riesgo del contagio, se ha llegado a esa situación, en la que los enfermos, la mayoría muy mayores, deben afrontar sus últimos instantes en soledad. “Pensamos que se tendría que permitir –la asistencia de familiares—aunque es una decisión ético-clínica complicada”, añade Gómez-Batiste.
En el mes de marzo, la Fundació La Caixa ha puesto a disposición de los afectados 230 profesionales para cubrir la atención psicosocial a las unidades afectadas por el virus, en coordinación con 129 hospitales de toda España con 133 unidades de apoyo domiciliario”. Pero faltan los familiares.
Estrés postraumático
Al no estar presentes en esos momentos, el sufrimiento es mayor, a juicio de Gómez-Batiste: “Necesitamos cuidar, despedirnos, abrazarnos y estar presentes, estar toda la familia de una manera colectiva, entender qué pasa”. A esa imposibilidad de poder tocar a un padre o abuelo, o madre, abuela o tío, o tía, se añade la de no poder organizar ritos funerarios.
¿Qué ocurrirá a medio plazo? Según este director científico “los efectos sobre los profesionales, familiares y enfermos recuperados serán devastadores”, con la posibilidad de estrés postraumático.
Para paliarlo en lo posible, este experto señala que se puede “incluso en momentos difíciles practicar la empatía y la compasión” de forma telemática, con un abrazo, o preguntando como se encuentra la otra persona y ofrecer ayuda. “Estamos viviendo una situación de estrés. Lo optimista es que estamos viendo respuestas muy bonitas, positivas y comprometidas de gente competente y comprensiva que está dando lo mejor de sí”, según Gómez-Batiste.