Con la Semana Santa a la vuelta de la esquina, y una vez sabidas que se cancelaban todas sus celebraciones, quedaba pendiente saber qué pasaría con las palmas y palmones para el Domingo de Ramos. Una de tantas tradiciones que han sido suspendidas por culpa el coronavirus.
Los artesanos catalanes que las han estado trenzando durante todo el año han encontrado una solución al problema, y es que van a venderlas ya bendecidas a través de internet para que cumplan con su misión de proteger la salud de las familias y para, al mismo tiempo, salvar su actividad.
Colaboración entre Iglesia y artesanos
La tradición catalana es que la madrina regale la palma o el palmón a su ahijado el Domingo de Ramos para recibir la bendición. Una vez bendecida, se cuelga en el balcón o en las entradas de casa a lo largo de todo el año para proteger la salud y la fortuna de las familias. Pero este año, las medidas para frenar el contagio del coronavirus impiden su venta.
Las floristerías están cerradas, ya que no son un producto de primera necesidad, además de que los actos públicos como el Domingo de Ramos han sido cancelados. Como remedio, el cura de la localidad tarraconense La Vilella Baixa, mosén Emilio, ha colaborado con los artesanos palmeros y ha bendecido las miles de palmas y palmones almacenados a la espera de expedición.
Venta a través de Internet
La empresa familiar artesana Palmes Viaplana ha lanzado una campaña en las redes sociales con el eslogan "¡Palmas de Semana Santa ya bendecidas! A grandes males, grandes remedios", con el objetivo de vender al detalle las más de 70.000 palmas y palmones --de las que esperan vender al menos 5.000-- que les han devuelto los clientes de toda España.
Cerrados por el estado de alarma las últimas tres semanas, han iniciado esta iniciativa a través de internet ya que nadie podrá acudir a bendecirlas y para apelar a la solidaridad con los artesanos palmeros. Además, el maestro palmero Joan Vaqué advierte que "si el sector se va al traste, la gente no tendrá palma el año próximo y la tradición desaparecerá".
Vaqué descarta que estas fiestas puedan llevarse a cabo cuando acabe el confinamiento, porque "el calendario litúrgico de la Iglesia es el que es", y ha lamentado que el coronavirus se les ha llevado todos los ahorros invertidos a muchos artesanos. En Palmes Viaplana esperan vender, al menos, lo justo "para salvar los muebles, pagar a los proveedores, los artesanos, el transporte y al banco para no tener que cerrar".