El Ayuntamiento de Barcelona ha ampliado el horario de cremación de cuerpos a 24 horas al día en el único crematorio público de la Ciudad Condal. Y, pese a ello, hay lista de espera. La empresa municipal Cementiris de Barcelona ha visto como el circuito de incineración de fallecidos se saturaba con la pandemia del SARS-CoV-2, algo de lo que avisó el sector hace nueve días.
Fuentes de la industria de los servicios funerarios han avisado de que el horario de los tres hornos del Cementerio de Montjuïc aumentó el lunes a las 24 horas del día. Esta medida representa un esfuerzo de la firma municipal, Cementiris de Barcelona. La empresa pública que preside el polémico Eloi Badia, concejal de Emergencia Climática y Transición Ecológica, y dirige Miquel Trepat, ha tratado así de desbloquear el circuito de cadáveres tras el éxitus u óbito en los hospitales. No lo ha logrado.
"Hay lista de espera: Badia se equivocó"
El esfuerzo de Cementiris ha sido en vano. "Hay lista de espera para la quema", lamentan fuentes del sector funerario. ¿A qué se refieren? "Cuando muere alguien de Covid-19, enterrarlo no es problema. Barcelona tiene capacidad para inhumar más de 110 cuerpos al día. Tiene nueve cementerios públicos. Hay músculo", explican. "El cuello de botella --alertan-- está en la incineración. Barcelona tiene solo un crematorio, el de Montjuïc, desde que cerró Collserola en 2019 por incumplir la normativa ambiental. Pensaron que con un horno para toda la ciudad sería suficiente. Badia y Trepat se equivocaron", han alertado las mismas voces.
Llegados a la etapa más virulenta de la pandemia, ¿qué está pasando? "Que el Crematorio de Montjuïc, con tres hornos, apenas tiene capacidad para deshacerse de 24 cuerpos al día. Uno por horno cada tres horas, pues la cremación es un proceso complejo con muchas salvaguardas. No es meter el féretro y combustionar. Hay todo un proceso antes y después, de enfriamiento. La capacidad es la que es", alertan. Hay dos elementos más. "Con las muertes por coronavirus, que son muchas, la gente opta más por la cremación. Se ha disparado esta preferencia respecto al entierro", explican fuentes del sector. "Por otro lado --deslizan-- está la mortalidad pandémica, pero también la habitual. En Barcelona mueren 8.000 personas al año. Súmele ahora los decesos por la enfermedad. De ahí la lista de espera".
Tapón en hospitales y cementerios
Así las cosas, ¿se producirá en Barcelona una situación como la de Madrid, con la adecuación del Palacio de Hielo para guardar difuntos? "No debería. El circuito del último adiós funciona bien en Barcelona, salvo en los dos extremos. En los hospitales hay cierta acumulación en las morgues por el Covid-19, pero no es algo grave. Los centros están habilitando nuevos espacios. Luego, al avisar a la funeraria, los operadores se han puesto las pilas. Funcionan al 200%, con personal extra. Los entierros, con la última orden del Ministerio de Sanidad [consultar aquí], que permite inhumar antes de 24 horas, también operan como es esperado. El problema está en Barcelona y la incineración", insisten las fuentes consultadas.
A este respecto, cabe recordar que el Ayuntamiento de Barcelona tuvo que cerrar el crematorio de Collserola en mayo de 2019 porque la instalación incumplía la normativa ambiental. En aquel momento, el ya director general de Cementiris, Jordi Valmaña, alegó que "se estaba haciendo una renovación integral". Pues bien, nada se sabe de esa obra un año después. De hecho y tal y como avanzó este medio, el gobierno municipal de Ada Colau sopesa cerrar para siempre el horno funerario situado en mitad del parque natural. Entroncaría ello con las llamadas medidas de emergencia climática que defiende la exactivista. Su error de cálculo es que trasladó toda la operativa de quema (8.000 cuerpos al año) a Montjuïc. Ahora, con una pandemia, la instalación pública no da abasto.