Los efectos de la alarma por el coronavirus llegan al Fort Pienc, el auténtico barrio chino de Barcelona. No como se conocía antes a la zona más degradada del Distrito V, hoy Ciutat Vella, sino donde se concentran decenas de comercios asiáticos, entre los que se encuentran restaurantes, tiendas de alimentación, centros de estética o agencias de viajes, con dueños y empleados asiáticos, se distribuyen a lo largo de Ali Bei. Luis, tendero de comestibles en Oh foods, en el número 38 de esta calle, asegura que durante el último mes los clientes locales han mermado por el pánico a contraer la enfermedad.
Aunque él no es el dueño de la tienda, espera que la situación se normalice pronto, por la continuidad del negocio. Y es que un lunes a mediodía no hay nadie en su interior, mientras Luis y un compañero ordenan las estanterías. Así, este joven de origen chino asegura que el resto de locales de la zona también han visto reducida la afluencia de clientela de origen español por el pánico que se ha desatado en torno a la dolencia, aunque sostiene que no les gusta admitirlo, para evitar un efecto llamada.
Los restaurantes resisten
Rosa, del vecino Noodle House, en Ali Bei 71, niega que hayan sufrido una disminución de comensales. Y es que entre las numerosas mesas del establecimiento, gran parte de los clientes son de origen asiático. A mediodía, también algunos turistas acuden a comer un generoso bol de ramen, sabroso y a buen precio: casi seis euros.
La misma versión aportan dos camareros del vecino Chen Ji, en el número 65. “Solo tienes que mirar cómo está el comedor, no hemos notado nada”, explica una de las trabajadoras tras la barra. Este local es famoso por sus tallarines caseros, de grosor considerable y cuyas raciones sacian hasta a los más hambrientos.
Menos clientes españoles
Eso sí, no todos los negocios de la zona se muestran tan optimistas. Es el caso de Estrella, que se encarga de las manicuras en el Centro de estética Amelie, en Roger de Flor. Ella lleva 20 años en España, donde se casó y ha tenido a sus dos hijos. Desde entonces, no ha vuelto a su país, pero eso no ha impedido que el negocio donde trabaja tenga menos clientes españoles.
“Soy del norte de China, muy lejos de Wuhan, donde ha surgido el brote”, detalla. Además, no entiende que la gente tenga miedo de lo que tilda de “similar a un resfriado fuerte”. Al igual que Luis, sostiene que la bajada de clientela se ha ocasionado durante los últimos 30 días.
Aislamiento voluntario
Estrella señala que muchos compatriotas, que han viajado al territorio asiático en las últimas semanas, a su vuelta se someten a aislamiento voluntario y preventivo en sus casas para evitar cualquier riesgo.
Así, subraya que es la propia comunidad la que toma precauciones para minimizar los riesgos. A pesar de ello, los comerciantes chinos de Ali Bei también sufren las consecuencias de la alarma que ha generado el coronavirus.