Isabel-Clara Simó ha fallecido la madrugada de este lunes, 13 de enero, a los 76 años de edad en la ciudad de Barcelona. La escritora, filósofa, profesora y periodista es considerada una de las principales voces modernas de las letras catalanas, un perfil que fue reconocido en 2017. Ese año recogió el Premio de Honor de las Letras Catalanas que entrega Òmnium Cultural. Antes, en 1999, recibió la Cruz de Sant Jordi.  

Nacida en Alcoi, en los últimos años limitó sus apariciones públicas debido a la enfermedad que sufría, una esclerosis que se complicó en los últimos meses.

Más de 50 obras

Simó deja tras de si un legado integrado por más de 50 títulos, muchos de ellos clave por la mirada femenina que ofrecen y que han sido reconocidos. Ya en 1978 recogió el Premio Víctor Català por És quan miro que hi veig clar y en 1993 el Sant Jordi por La Salvaje.

Recibió un premio de la Crítica de los Escritores Valencianos por el ensayo En legítima defensa y el Joanot Martorell por Amor meva. En 2001 también recogió el Andròmina de narrativa por Hum…Rita!: el hombre que husmeaba mujeres. Otras obras muy conocidas de la autora son Júlia (1983), Dones (1997) o T’imagines la vida sense ell? (2000).

Defensora del independentismo

Simó se significó a lo largo de toda su vida en la defensa de los Països Catalans y, en los últimos años, del independentismo. Al recoger el 49 Premio de Honor de las Letras Catalanas aseguró que “si todos estamos convencidos de que queremos la libertad, nadie lo podrá parar”. Incluso se unió a la candidatura de Solidaritat Catalana per la Independència (SI), aunque dejó claro que no era nacionalista, sólo estaba a favor de la “libertad de los pueblos”.

 

 

Su compromiso político ha sido la faceta que más ha destacado el presidente de la Generalitat, Quim Torra, al mandar su pésame a la familia y a los amigos. El líder ha señalado la lucha “incansable por la independencia” de los Països Catalanes y la pérdida de una “de las voces más libres” que la ha defendido.

Licenciada en Filosofía en la Universidad de Valencia, fue allí donde entró en contacto con el llamado círculo de Joan Fuster, el inicio de su vida más comprometido con la lengua catalana. También dirigió el semanario Canigó, fundado por su marido, Xavier Dalfó.