Primero fue Greta Thunberg. Con un cartel que rezaba "Huelga escolar por el clima", la joven se sentaba cada viernes frente al Parlamento sueco para pedir a los políticos acciones contundentes, hasta que un movimiento que empezó una sola niña se extendió por Europa. En España, el testigo lo recogió Lucas Barrero (22 años), onubense estudiante de Biología y Ciencias Ambientales en Girona. Junto a unos amigos decidió plantarse cada viernes en la Delegación de la Generalitat y terminar sembrando la semilla de Fridays for Future, un movimiento que ha sacado a miles de jóvenes a las calles de todo el mundo. Barrero, que ha publicado el libro El mundo que nos dejáis (Destino), ha dejado durante estas dos semanas sus estudios de lado para centrarse en la Cumbre del Clima (COP25) de Madrid, aunque lamenta que el encuentro internacional se ha convertido en un "paripé verde".

Pregunta. --Es uno de los pioneros en traer la huelga del clima a España. ¿Cómo comenzó?

Respuesta. --Empezó a raíz de que viéramos que el movimiento estaba creciendo en el resto de Europa y por la desazón de varios amigos tras la cumbre del año pasado, al ver que nuestros dirigentes no eran capaces de aceptar un informe que ellos mismos habían firmado hace menos de dos años. Eso me hizo pensar. ¿Qué están haciendo que no son capaces de asumir ni siquiera un informe científico?

--Y se plantaron delante de la Delegación de la Generalitat en Girona todos los viernes.

--Reclamábamos que se nos escuchara a nosotros y, sobre todo, a los científicos que desde hace años llevan avisando. Esta COP es la 25, pero 15 años antes los modelos científicos ya preveían los riesgos y estaban en propiedad de las empresas petrolíferas, que son las que han seguido emitiendo y financiando campañas negacionistas.

--¿En qué situación se encuentra el planeta?

--En una situación crítica. Mientras estas negociaciones siguen y no se llega a acuerdos más allá del cortoplacismo o de los intereses propios de estos países, cada semana salen informen más demoledores. Estamos en una situación dramática que hay que atajar ya. Aún hay tiempo, pero cada vez es más corto.

--Esta semana estará en la COP25, ¿qué espera de la cumbre?

--Realmente poco. No espero que salga mucho de ahí. Creo que lo sorprendente sería lo contrario, que saliera una actuación real más allá de las palabras. No puedo ser optimista: vamos por la COP25, las temperaturas siguen subiendo y aquí se sigue actuando como si nada. Ayer salió un informe que dice que 2020 será un nuevo año de crecimiento de las emisiones.

--¿Hay predisposición por parte de los países a afrontar los retos?

--Ninguna. Sí que hay buenas palabras, pero ni ellos mismos saben cómo atajarlo.

--¿Se está escuchando de verdad a los jóvenes en esta cumbre?

--Creo que sí. Ahora, tanto los políticos como las empresas han adquirido nuestro discurso, cosa que me sorprende, pero no gratamente. Se escucha a los jóvenes, pero parece que solo para hacer publicidad.

--¿Hay postureo con el cambio climático?

--El claro ejemplo es el señor Almeida o Endesa, que compra las portadas de la mayor parte de los medios de comunicación el primer día de la COP25, cuando una semana antes había salido un informe que decía que era la empresa que más contamina de España.

--¿Hay una especie de blanqueamiento verde?

--Sí, en inglés está el termino Greenwashing y creo que en España deberíamos adaptarlo a paripé verde: te llegan en bici eléctrica los responsables de las empresas más contaminantes, mientras la cumbre parece una feria de muestras donde todo el mundo intenta vender sus productos a ver cuál es más sostenible.

--¿Cree que la COP25 se quedará en acuerdos superficiales?

--Me gustaría equivocarme, pero para mí lo último sería que de esta COP saliera la voluntad de que los dirigentes se propongan reducir las emisiones al ritmo que pida la ciencia y realicen la transición de forma justa. Sin embargo, creo que es una oportunidad muy buena para los movimientos sociales que estarán en Madrid. Para eso estará la cumbre social, que ya se está tachando como la cumbre de extremistas.

--Existe una corriente negacionista que les acusa de catastrofistas.

--No creo que se les pueda combatir respondiéndoles. Son personas que se mueven por sus intereses económicos que hasta hace poco más de dos años decían que el cambio climático no existía. Ahora, a no ser que te vayas a Trump o Bolsonaro, nadie dice eso abiertamente, pero sí afirman que no hay evidencia científica, a pesar de que el 99% de los científicos dice que es causado por el ser humano.

--¿Es posible que el fenómeno Greta, y sus condiciones personales, hayan solapado las reivindicaciones del movimiento?

--En ese sentido, los que han tenido gran parte de responsabilidad son los mismos medios, porque es la cosa atractiva: es una persona con Asperger que canaliza toda la rabia de los jóvenes. Tiene un discurso clarísimo y basa todos sus discursos en la ciencia. Ha acaparado toda la atención, pero eso no debería quitársela a todas las personas que llevan años luchando. En la reunión del pasado septiembre, la prensa solo se fijó en la mirada de Greta Thunberg a Trump: eso para el movimiento ambiental es una derrota, en tanto que no se habla de que seguimos igual.

--¿Se os está cargando a los jóvenes de más responsabilidad de la que os toca?

--Creo que sí, pero también es una formación que estamos adquiriendo. Estamos en un momento en el que tenemos que movilizarnos de forma urgente porque es nuestro futuro el que está más comprometido.

--En su libro afirma que el cambio climático agravará las desigualdades sociales. ¿Cómo ocurrirá?

--Lo estamos viendo en el último año en países como Chile o Francia, donde se le pone un impuesto a los combustibles fósiles que perjudica a la población de a pie. El cambio climático también será el que agrave la sequía y los fenómenos catastróficos en zonas como África o las islas del Pacífico, que ya están desapareciendo. Ahora que estamos notando los efectos en casa, estamos horrorizados, pero estas personas llevan años avisando de que viene el lobo

--¿Confía en que el Gobierno de PSOE y Unidas Podemos impulse las medidas necesarias?

--Las impulsará si seguimos presionando. El PNIEC -- Plan Nacional Integrado de Energía y Clima-- que se ha presentado llegará tarde. Se debería enviar antes del 1 de enero y no creo que se presente cuando todo el ministerio ha trabajado el último mes en la organización de la COP. Además, únicamente contempla una reducción del 21% respecto a las emisiones de 1990 para 2030, cuando la ciencia nos está diciendo que tenemos que ir, como mínimo, a un 50%.