El último recurso legal de Artur Segarra contra pena de muerte que pesa sobre él ha sido rechazado. El Tribunal Superior de Tailandia ha rechazado la apelación del catalán, declarado culpable por la muerte de David Bernat en Bangkok, y ha apoyado la condena que dictaminó una instancia judicial anterior, en abril de 2017.
El condenado a perder la vida tiene un último recurso, aunque fuera de las instituciones judiciales. Segarra pedirá el "perdón real" a la Familia Real tailandesa, un procedimiento que le libraría de la pena de muerte y la conmutaría por una cadena perpetua.
Grabación y ADN
La defensa de Segarra se había agarrado a la falta de testigos oculares que aseguraran que éste asesinó y descuartizó al también catalán Bernat. Sin embargo, el tribunal de última instancia tailandés ha reconocido como válidas --e inculpatorias-- las pruebas de ADN y las imágenes captadas por una cámara de seguridad, en las que se les veía accediendo juntos al edificio en el que se perdió la pista del fallecido.
El condenado a morir asegura que "no ha sido un juicio justo", a pesar de que el magistrado del Supremo tailandés ha argumentado, en su exposición oral sobre el caso, que "las pruebas presentadas [por la Policía del país] son consistentes". Segarra "cometió el asesinato de manera premeditada con la intención de robar el dinero a la víctima", ha detallado el juez.
Asesinato en Bangkok
Los hechos juzgados se remontan a enero de 2016, cuando --según el relato construido mediante la investigación policial-- Segarra secuestró a Bernat y le retuvo durante siete días en el apartamento que tenía alquilado en Bangkok, donde se encontraron restos de sangre del fallecido. A finales de aquel mes se encontraron partes del cuerpo de Bernat en el río Chao Phraya, que atraviesa la ciudad, y seis días después la Policía identificó a Segarra como el principal sospechoso.
El español, tras ser reconocido en un restaurante de la provincia de Surin (este), emprendió la huida a Camboya, donde fue detenido dos días después y entregado a las autoridades tailandesas en febrero de 2016. Algo más de un año después, en abril de 2017, un tribunal de primera instancia condenó al español a la pena de muerte y, tras varios recursos de alzada, la pena se ha mantenido para él.