Todo de forma más precoz y durante más tiempo. “El problema lo encontramos en el notable aumento de las conductas de riesgo en los trastornos de conducta alimentaria y en la franja de edad de esta enfermedad”, explica Sara Bujalance, directora y psicóloga de la Asociación contra la Anorexia y la Bulimia (ACAB), entidad que lleva 27 años asesorando a familiares y pacientes con trastornos de la conducta alimentaria (TCA) en Cataluña. Un problema que cada vez se presenta en personas más jóvenes.
Pese a estos incrementos en el tiempo y en las conductas, los casos de anorexia y bulimia no han aumentado en los últimos años. "La tendencia es que no ha habido crecimiento, pero tampoco ha habido disminución”, explica Toni Grau, director clínico de ITA Salud Mental, que coincide con Bujalance a la hora de subrayar que cada vez existen casos de anorexia y bulimia más precoces, también en personas adultas.
En cuanto a las edades de los jóvenes --el 90%, niñas-- la franja ha incrementado: antes era de los 12 a los 21 años, y actualmente se encuentran casos desde los nueve o 10 años hasta los 25 y, en ocasiones, en mujeres que superan la cuarentena de edad.
En el caso de las mujeres más maduras "se trata de casos que nunca se habían considerado como trastorno hasta ahora”. Suelen “preocuparse por la dieta, tienen la autoestima baja”, y a menudo. “ya han probado varios tipos de dieta, preocupándose por su estado físico”, afirma.
Conductas de riesgo
En cuanto a las conductas de riesgo, Grau explica que cada vez hay más jóvenes “coqueteando” con este tipo de enfermedades. “Hacen ayunos, en algunos casos remotos se provocan vómitos”. Y detalla que “buscan en las páginas web cómo adelgazar”. Este tipo de niñas que entran en internet para informarse --casi la totalidad de los casos son femeninos-- no están diagnosticadas como anoréxicas o bulímicas.
Por otro lado, Bujalance, también coincide en este tipo de conductas, que van al alza. “Cuando se trata de edades vulnerables, el riesgo de desarrollar anorexia o bulimia es muy elevado”. Y remarca que cuatro de cada diez adolescentes quieren cambiar alguna parte de su cuerpo. Estas afirmaciones vienen acompañadas de que el 23% de los adolescentes entre 12 y 14 años están en riesgo de sufrir anorexia o bulimia --según una encuesta realizada durante el curso escolar 2018-19 por la Asociación Contra la Anorexia y la Bulimia--. Este dato pone en peligro las dietas sin control, que suponen un posible desencadenamiento de trastorno en la conducta alimentaria.
28.000 casos en Cataluña
En Cataluña existen 28.000 jóvenes que sufren anorexia o bulimia y, según el centro médico ITA Salud Mental, se trata de la tercera enfermedad crónica entre las mujeres adolescentes. Este número de trastornos no difiere al de España en forma de porcentaje, y los datos --ofrecidos por el Departamento de Salud-- son del 2012, pero no han presentado variaciones porcentuales, según el consenso del gremio.
Por otro lado, el estudio realizado por ACAB detalla que un ejemplo de factor de riesgo que hace que se provoquen algunos casos es que el 39% de los adolescentes entrevistados han sufrido comentarios de burla por su estado físico en el colegio. La asociación visitó 88 centros durante el pasado curso escolar, donde detectaron que en cada clase existía de promedio un caso de trastorno.
Comida con la familia
Comer con la familia reduce las posibilidades de sufrir TCA. Concretamente, hacer una comida en casa disminuye un 35% la posibilidad de sufrir trastornos de conducta alimentaria. Siempre que se indica el término “con la familia” quiere decir que la comida se realiza acompañada de al menos un adulto de referencia.
Tal y como explica Bujalance, hay una nota discordante en la buena noticia de que los adolescentes realicen sus dietas acompañados de los adultos, y es que un 72% comen mientras miran la televisión, están con el teléfono móvil o con cualquier otro dispositivo electrónico. “Apagar la televisión y dejar el móvil durante la comida es importante, ya que pueden interferir en la conversación y la relación con los miembros de la familia”, explica la directora.
Paciencia, la clave del tratamiento
“La media del tratamiento es de cuatro a cinco años”, remarca la psicóloga. Lo más importante es que el equipo que trate al paciente sea especializado en TCA --Psiquiatra, psicólogo y enfermeros--.
En este sentido, al ser un tratamiento largo, todas las piezas involucradas deben tener mucha “paciencia”. Además, el tratamiento no se debe centrar tan solo en los aspectos físicos, como recuperar el peso o establecer una dieta equilibrada de nuevo, sino también en los psicológicos. La terapia emocional es relevante en estos casos porque el problema es mental, y no es suficiente con arreglar las carencias en el peso.
Tipos de terapia
Cuando se sufren casos de anorexia o bulimia existen varios tipos de ingresos. Uno de ellos es el de 24 horas. Es decir, el paciente está controlado todo el día en un hospital. Asimismo, el otro tipo más frecuente en un inicio es el de lunes a viernes de 9 a 15 horas; un ingreso en el que se realizan dos comidas en el hospital y se controla parcialmente al afectado.
Conforme va evolucionando el tratamiento, los timings también se modifican y se espacian cada vez más, desde una o dos horas al día, hasta una vez cada 15 días, pasando por una vez a la semana.
Detectar las conductas de riesgo tarde
“La familia debe formar parte del tratamiento”, remarca Bujalance. Durante el largo proceso de recuperación, la paciencia de los padres, madres o tutores legales es un factor relevante.
Además, las familias deben ser conscientes de la prevención de riesgos en trastornos de conducta alimentaria. Las familias no interpretan las conductas de riesgo como alarmantes y “hasta que el trastorno da la cara no se dan cuenta”. Sobre todo, cuando las niñas que entren la adolescencia quieren hacer dieta, las familias deben encargarse de vigilar sus conductas.
30 de noviembre, día mundial TCA
Por otro lado, el día 30 de noviembre se celebra el Día Internacional de la lucha contra los trastornos de la conducta alimentaria. Una gran cantidad de personas, organizaciones, asociaciones e instituciones se unen para concienciar a la población sobre el sufrimiento al que se enfrentan las familias y los enfermos de trastornos alimenticios.
Otro de los motivos por el que se creó esta fecha es para recordarles, tanto a las familias como a los que padecen TCA, que es posible superar esta situación. El símbolo elegido para la fecha es un lazo o una cinta o pulsera de color azul claro en la mano izquierda, con el objetivo de representar la fe, la solidaridad y la esperanza.