“¿Dónde estás los sanitarios?”. Durante los disturbios de la semana pasada en el centro de Barcelona, cuando atendieron a 700 personas, fue una de las frases más repetidas entre los manifestantes que buscaban socorro médico tras resultar heridos durante las cargas policiales que trataban de dispersarlos. No hablaban del Servicio de Emergencias Médicas (SEM), sino de Sanitaris per la República, la organización que ha fundado Màrius Pallarès, enfermero del Institut Guttman, para dar primeros auxilios durante las concentraciones independentistas, aunque aclara: “atendemos a todos los heridos, sean de Vox, de Cs, policía, guardia civil o mosso”.
“Es una persona herida que necesita nuestra asistencia. Es más, es una de las normas más estrictas que tenemos. Si algún sanitario se niega a atender a alguien, automáticamente, queda expulsado”, subraya Pallarès. Aunque solo cubren protestas “acordes a su ideología”, dejan muy claro que, en su profesión, no existen distinciones. “Cuando voy al hospital a trabajar, no le pregunto nada al paciente, y lo trato mejor en función de su respuesta, sino a todos por igual”.
Chaleco reflectante y mochila con material sanitario
La organización comenzó a funcionar tras el 1-O, cuando Màrius decidió salir a la calle con un chaleco reflectante de coche y una mochila llena de material sanitario, tras ver las cargas policiales para impedir la votación. “Fui a diferentes manifestaciones y trataba a dos o tres personas”, recuerda. En una de ellas, ante la Delegación del Gobierno en Barcelona, mientras curaba a un hombre con una herida en la cabeza, se encontró con un médico y otros dos sanitarios. “Pensé que, si hubiéramos sido más visibles, podíamos haber ayudado a más personas”, explica.
Entonces decidió crear Sanitaris per la República, aunque no lo consiguió. “Dejé pasar el tiempo, iba a las manifestaciones igual, hasta el pasado 29 de septiembre, cuando se convocó una protesta en contra de la operación Copérnico —dispositivo policial del referéndum— y, con cierta celeridad, empezó a funcionar”. Creó una cuenta de Twitter, hizo un llamamiento, y cerca de 30 sanitarios se apuntaron a la iniciativa. “No sabían ni a dónde iban ni qué tenían que hacer. Solo invertí 180 euros para comprar adhesivos con nuestro logo, y banderas”, explica.
Atención durante los disturbios
Con guantes, suero fisiológico, gasas y esparadrapo, los sanitarios voluntarios atendieron durante la primera jornada de protestas a unas 65 personas. “Nadie nos conocía, porque solo íbamos con un chaleco de coche, una pegatina y una bandera”, relata Pallarès. Tardaron poco en hacerse visibles. Durante los altercados, incluidos los del pasado sábado en la capital catalana, han vuelto a auxiliar a los heridos.
“Esta semana ha sido extraordinariamente intensa y de repente nos ha conocido mucha gente”. El lunes 14 de octubre actuaron el aeropuerto, durante la protesta que convocó el denominado Tsunami Democràtic tras la sentencia del 1-O. El resto de la semana, en Barcelona. Aunque ahora ya tienen personal por todo el territorio. “Desde La Junquera a Girona, Tarragona, Ebro, Sabadell, Terrassa, Cataluña central y Lleida”, cuenta su fundador.
Excedencia laboral
Tras el éxito de la iniciativa, Màrius ha cogido una excedencia laboral que comienza este lunes. “Sanitaris se ha transformado en solo una semana. Hemos tenido una avalancha de gente que quiere formar parte. Ya hay 200 profesionales más, y ha entrado una cantidad de dinero impresionante en donaciones. Así que llega el momento de decir: ‘dedicación absoluta’.”
Su trabajo consiste en dar asistencia en la zona de los altercados, porque las ambulancias no acceden al lugar donde se producen las grandes concentraciones. “Si alguien tiene una hemorragia en la cabeza, la paramos, o curamos un corte. Hacemos una primera intervención. Administrar medicación está prohibido”, detalla.
Vocación social
El creador de este equipo de sanitarios, que dedican su tiempo libre a atender a heridos durante la manifestaciones independentistas, sostiene que su profesión es vocacional y, por ello, detectó “una necesidad no cubierta” de atención durante las concentraciones, cuando el SEM tiene que esperar en la periferia.
Aunque no se presentan a concentraciones no “acordes” con su ideología, deja claro que cualquier herido, sin importar su adscripción política o profesión, recibirá atención sanitaria por parte de los voluntarios. Una iniciativa que Màrius piensa mantener “hasta que llegue la República”, ríe.