Un brote digestivo que afectó a 71 personas obligó al Ayuntamiento de Barcelona a clausurar el primer tramo del parque Antoni Santiburcio, en el barrio de Sant Andreu, el año pasado. La gran mayoría de afectados --27 necesitaron asistencia médica, y tres ingresaron en el hospital-- sufrieron diarrea, dolores abdominales y algunos vómitos y fiebre.
Según ha avanzado El País, la mayoría de afectados tenía siete años de media, aunque también presentaron complicaciones estomacales mayores de edad. De hecho, algunos de ellos enfermaron tras mantener algún contacto con los que sí se habían bañado en la fuente.
Contaminación fecal
Ahora, una investigación de la Agencia de Salud Pública revela que las deficiencias en las instalaciones y el agua de las fuentes actuaron como "vehículo de transmisión" de dos patógenos, recoge el citado medio. Así, apuntan a una posible contaminación fecal del circuito de agua, que pudo originar algún usuario.
Desde el consistorio puntualizan que las fuentes contaban con un sistema de filtraje, así como de dosificación de cloro en todo el sistema, al igual que las piscinas. Eso sí, admiten que, ante el número de afectados, toda precaución fue "insuficiente".