El diagnóstico precoz es vital para frenar los síntomas del Azlheimer, ya que las alteraciones a nivel cerebral comienzan décadas antes de que la persona note su aparición. Métodos como la punción lumbar, para detectar la enfermedad, o los cada vez más numerosos ensayos clínicos, contribuyen a frenar la pérdida de memoria.
Desde el Hospital Universitari General de Catalunya (HUGC) señalan que la probabilidad de padecer esta dolencia aumenta con la edad, por ello recomiendan realizar una valoración a cualquier persona mayor de 65 años que presente algún cambio claro a nivel cognitivo, porque identificar el problema a tiempo permite mejorar la eficacia del tratamiento.
Ensayos clínicos
A todo aquel que padezca Alzheimer en fase temprana, los médicos recomiendan entrar en un ensayo clínico. En la actualidad, el HUGC dispone de tres programas. Uno basado en fármacos neuromoduladores, que busca mejorar los síntomas como la pérdida de memoria; otro que se centra en la terapia amiloidea, para eliminar esta proteína que se aloja en el cerebro y probable causa la enfermedad; y un tercero que combate los delirios y las alucinaciones.
Aunque no se conocen las causas que provocan la enfermedad, la presencia de patologías vasculares, --también la acumulación de proteínas amiloide y tau en el cerebro-- guardan relación con su aparición.
Signos de alerta temprana
Síntomas como olvidar hechos recientes o episodios concretos de un pasado no remoto pueden ser preocupantes. La progresión de la dolencia lleva a un empeoramiento progresivo de la memoria y de otras funciones cognitivas como el lenguaje, por ejemplo.
En la fase prodrómica --categoría en la que el paciente emite señales de que desarrollará la enfermedad-- puede existir sólo una alteración cognitiva mínima, pero el criterio de demencia leve exige siempre una repercusión funcional, es decir, que afecten las actividades de la vida diaria.
Edad, factor de riesgo
Junto con el sexo --existen más casos entre las mujeres--, la edad es el principal factor de riesgo, así como ciertas variables genéticas. Aunque éstas no son modificables, sí se puede prevenir o retrasar el desarrollo de la enfermedad. ¿Cómo? Cambiando hábitos como la adicción al tabaco, sin consumir alcohol, manteniendo la actividad intelectual y física, una alimentación saludable e interacción social.