A la chita callando, la Iglesia Católica va ganando peso en la educación universitaria. Sus escasos alumnos se han ido multiplicando en una década hasta sumar en el curso que se inicia unos 100.000, el 14% de los universitarios españoles. Mientras, los campus públicos, según datos oficiales, han perdido 173.128 estudiantes desde 2010 debido al recorte presupuestario de 9.500 millones de euros y a la subida de las tasas en un 33% de media.
La Compañía de Jesús, el Opus Dei y la Asociación de Propagandistas cimentan el creciente poderío académico eclesial, en el que destacan dos escuelas católicas de formación de directivos en España. “Una pujanza, lejos del origen de la historia europea en la Sorbona, Oxford o Salamanca, pero que se traduce en un avance a toda máquina, con el apoyo del Estado”, asegura un observador de la organización Laicismo.org.
Colegio mayor en los 70
La Conferencia Episcopal Española anota en sus memorias el crecimiento año tras año de sus 16 universidades. En apenas seis años, los cursos han subido un 17%, medido en términos de matriculados. En el curso 2017-18 tenían 89.547 alumnos. Las famosas universidades pontificias de Salamanca y Comillas aportan 11.078; las católicas de Valencia, Murcia y Ávila, 21.436, y las de “inspiración católica” de Navarra, Deusto, Francisco de Vitoria, Ramón Llull, San Jorge de Zaragoza, Loyola, CEU Cardenal Herrera, CEU San Plablo y CEU Abat Oliba reúnen a 52.933. La cuenta se completa con los 4.100 alumnos de las universidades eclesiásticas de San Dámaso y Ateneu Universitari Sant Pacià.
En los años 70, el CEU (de los Propagandistas de Acción Católica) era apenas un colegio mayor adscrito a la Universidad Complutense sin posibilidad de emitir títulos. Hoy es una universidad con más de 20.000 alumnos repartidos por toda España y varias escuelas de negocios.
Competencia profesional
El alumnado está sustentado por hijos e hijas de las clases medias y altas con capacidad para pagar precios más elevados de matrículas. En su ideario predominan los valores cristianos, con la oposición frontal al aborto y otras polémicas doctrinas sobre eutanasia o matrimonio homosexual. Pero imparten grados y másteres civiles y, por tanto, quedan bajo la autoridad estatal o autonómica.
Una reciente investigación de la Federación Internacional de Universidades Católicas (FIUC), presentado en Comillas ICAI-ICADE, asegura que los alumnos orientan más sus estudios a obtener competencia profesional que a movilizarse en busca de verdades y de compromisos sociales. “A nadie recomendaría elegir una universidad no buena por ser católica, pero a todos recomendaría elegir una universidad católica que sea buena universidad", pontificó el rector.
“Defienden sus valores pero no lavan el cerebro a nadie. Todos los profesores se excedían en la excelencia, nos conocían a todos por nombre y apellidos, tu currículo e intereses… Y no admitían la vaguería, ni la chapuza ni la dejadez”, asegura Luis, alumno de Periodismo en Pamplona en los 80.
Rendimiento docente
El último U-Ranking 2019, realizado mediante 25 indicadores por el Ivie y la Fundación BBVA, asegura que las nueve universidades que encabezan el ranking de las 82 mejores de España son públicas. Se trata de la Pompeu Fabra, Carlos III de Madrid, Politécnicas de Cataluña y Valencia, Autónoma de Madrid, Universidad de Cantabria, Autónoma de Barcelona, Universidad de Barcelona y la Rovira i Virgili.
Pero en rendimiento docente las mejores son la Universidad de Navarra, la Nebrija y la Politécnica de Valencia. En investigación, las más avanzadas son la Pompeu Fabra, la Autónoma de Barcelona y la Autónoma de Madrid y Carlos III. Y en innovación y tecnología, el oro lo tiene la Carlos III, seguida de la Politécnica de Cataluña y la Politécnica de Valencia.
Menos abandono y ganancias
Pero las privadas en su conjunto son líderes en menor tasa de abandono de los estudios y mayor rentabilidad. Y la más rentable de la clasificación general es la de Navarra. El año pasado casi generó 500 millones de ingresos, aunque arrojó un déficit de 20.
No le va mal a la Iglesia y al entorno con la educación superior, a veces con universidades impulsadas por el sector civil pero relacionadas con el catolicismo.
Aunque muchos centros se declaran “sin ánimo de lucro”, entre todos generaron el curso pasado casi 1.000 millones en ingresos y unas ganancias conjuntas de 40 millones. La Pontificia Comillas ganó 23 millones, la San Pablo CEU 15, la de San Jorge 4,5 y la Francisco de Vitoria 11 antes de impuestos. Del resto no hay datos públicos. Pero parece que las cuentas les salen.