La Catedral de la Seu Vella de Lleida es uno de los monumentos más reconocidos de Cataluña y, sobre todo, de dicha ciudad. Es el enclave más emblemático de la capital leridana, ya que se alza sobre el cerro conocido como el Turó de la Seu Vella que confiere solemnidad a la construcción.



Es un edificio con mucha historia --más de 800 años a sus espaldas desde sus orígenes-- que alberga una serie de curiosidades y atractivos propios que lo convierten en un monumento especial. Una catedral con algunas particularidades diferente a otras de las que se pueden encontrar por España.

Antes fue una mezquita

Durante los años en los que la península ibérica era musulmana, en el lugar en el que se encuentra ahora la Seu Vella hubo emplazada una mezquita. Según los historiadores, se construyó sobre los restos de una antigua catedral paleocristiana y visigótica. Tras la conquista cristiana de esta zona, en 1149 se consagró este edificio religioso musulmán como una catedral.



Y en 1203 se comenzó la construcción de la que sería la actual Seu Vella para dar cabida a una población cada vez más numerosa en el área. Las obras empezaron con el templo de la catedral y estas llegaron a su finalización hacia el año 1431 cuando se terminó el campanario de la misma.

Reconversión a cuartel militar

Uno de los aspectos curiosos que diferencian a esta antigua catedral es que se convirtió en un cuartel militar. En el año 1707, Lleida fue conquistada por las tropas de Felipe V y decidieron utilizar este edificio para dicha función gracias a la posición estratégica que ofrecía la colina en la que se encontraba.



Para ello, trasladaron los oficios religiosos a la Iglesia de San Lorenzo. Posteriormente construyeron otra catedral en Lleida que provocó que la Seu Vella dejara incluso de ser sede catedralicia. Se le conoce como la Catedral Nueva y su construcción tuvo lugar entre 1761 y 1781.

El claustro de la Seu Vella /CREATIVE COMMONS - BREIT

Sin mobiliario

Tras la transformación en edificio militar, todo el mobiliario y los bienes se sacaron de entre sus muros y muchos otros se perdieron o fueron destruidos. Por ello, a día de hoy es posible visitarla por dentro y observar que en su interior está prácticamente vacía de bancos y estatuas religiosas, así como no tiene altar ni retablo mayor.



Es la única catedral que puede encontrarse sin decoración, tras haber sido desacralizada. Actualmente funciona como un museo que permite contemplar un edificio con más de 800 años de historia.

Mezcla de estilos

Los diferentes estilos artísticos que se fusionan en la Seu Vella dan lugar a un monumento especial. Se construyó con estilo románico pero en ella también es posible encontrar elementos de carácter gótico que se incorporaron posteriormente.



Un ejemplo de ello es su claustro, construido entre los siglos XIII y XIV y de los más grandes de este estilo que pueden encontrarse en Europa. Los arcos ojivales cuentan con detalladas tracerías y quince de estos elementos son totalmente distintos entre sí en sus detalles y pueden observarse a simple vista para apreciar el trabajo de diferenciación que realizaron.

Campanario histórico con mirador

El campanario de la Seu Vella tiene una particularidad: está conformado por un total de 7 campanas, de las cuales dos datan del siglo XV, tienen un marcado carácter gótico y hasta poseen nombre: Mónica, la que toca los cuartos, y Silvestra, que marca las horas. No obstante, también hay cinco campanas eléctricas que fueron incorporadas en el siglo XX a efectos funcionales.



A este campanario es posible acceder para tener unas vistas privilegiadas de la ciudad de Lleida, ya que este funciona a modo de mirador desde el que ver prácticamente toda la urbe y sus alrededores. Solo hay que ascender 238 escalones en su escalera de caracol para poder subir a las alturas.