Las medidas para contener el cambio climático no son suficientes. Para evitar el incremento de la temperatura del planeta es necesario que nuestra dieta cambie con una reducción drástica del consumo de carne en favor de los vegetales. Así, es necesario apostar de forma decidida por un modelo de producción menos intensivo con el suelo.
Las conclusiones del informe del Panel Internacional para el Cambio Climático de la ONU (IPCC) son claras para cumplir el Acuerdo de París y que el aumento de la temperatura del planeta no supere los 1,5 grados centígrados. Además, el documento, publicado este jueves, llega tras conocerse que el pasado julio superó al de 2016 como el mes más cálido que consta en los registros mundiales.
Cambiar la gestión del suelo
Además de reducir el impacto del sector energético con la eliminación de los combustibles fósiles, los expertos del IPCC señalan clave que “una mejor gestión del suelo puede contribuir a frenar el cambio climático, aunque no es la única solución”. Tras cinco días de reuniones en Ginebra, los científicos han abordado el papel clave que juega la alimentación en este aspecto: es necesario potenciar los alimentos de origen vegetal, legumbres, frutas y verduras.
Los expertos arremeten contra la sobreexplotación de los recursos como el agua, de la que el 70% se destina a la agricultura. Asimismo, la tala de árboles y su sustitución por campos de labor o de pastoreo supone un incremento del dióxido de nitrógeno y metano que se emite a la atmósfera. En concreto, el 23% de los gases de efecto invernadero emitidos por el hombre son fruto de la actividad agrícola.
"Impactos irreversibles"
Los expertos urgen a actuar rápido y señalan que “retrasar la acción podría dar lugar a algunos impactos irreversibles en algunos ecosistemas” y aseguran que el cambio climático ya se afecta a la “seguridad alimentaria” con la alteración del ciclo de lluvias y pronostican una mayor intensidad de las sequías en el Mediterráneo y África Meridional. Asimismo, este empeoramiento de los suelos equivale a una menor calidad de los alimentos y un aumento de su precio.
Otro de los elementos sobre los que se centra el IPCC es el despilfarro de alimentos. Entre el 25 y el 30% de los alimentos acaban desperdiciados. Es decir, contribuyen a la despoblación de los bosques y el agotamiento de recursos mientras que finalmente quedan sin consumir.