Un total de 6.261 niños y jóvenes inmigrantes no acompañados, conocidos como menas, han llegado a Cataluña entre enero de 2017 y junio de 2019. Según datos facilitados por la Dirección General de Atención a la Infancia y la Adolescencia de la Generalitat (DGAIA), hace dos meses había en Cataluña 4.203 menores sin referentes familiares en el sistema de protección, lo que representa el 42% del total de niños y adolescentes tutelados por la administración catalana --un total de 9.700--.
Las llegadas de los niños y adolescentes inmigrantes empezó a incrementarse a partir de julio de 2017, cuando superaron el centenar por mes y se situaron en un máximo de 226 en noviembre de aquel año. La tendencia continuó al alza todo 2018 y en junio y julio el número se situó en 284 y 485, cifras que crecieron aún más hasta registrase 629 en septiembre, y alcanzar la cifra récord de 3.697 a fin de año. En 2019 este fenómeno ha empezado a disminuir y las llegadas se sitúan en los 238 niños y jóvenes en enero, 199 en febrero y marzo, 146 en abril, 164 en mayo y 183 en junio.
Falta de estrategia del Govern
Tras meses de desconcierto y falta de estrategias claras, con algunos menores durmiendo incluso en comisarías de los Mossos y en dependencias judiciales mientras eran identificados, y la denuncia de la situación de estos niños, la administración anunció un sistema de atención con la ayuda de los ayuntamientos para solventar la crisis, en una primera reunión conjunta que se celebró en julio. La Generalitat ha optado por atender a los niños y jóvenes recién llegados en un único edificio provisional hasta que esté listo el definitivo a finales de este año, situado en la sierra de Collserola y cedido por el consistorio de Barcelona.
En este centro provisional, alejado del centro de Barcelona, los Mossos d'Esquadra identificarán a los menores, sin que deban pasar por comisarías, se podrán asear descansar, llamar a sus familias y esperar no más de 24 horas hasta que el Govern les encuentre una plaza en un centro de Cataluña, donde estarán tutelados por la administración catalana hasta que cumplan los 18 años.
Agresiones y quejas vecinales
La presencia de centros de menores en algunos municipios ha generados malestar. En el caso de Rubí, los vecinos rechazan que se ubiquen a unos 50 niños y adolescentes en un hotel, o Castelldefels, donde se produjo en marzo de este año un ataque contra un centro que acoge a jóvenes inmigrantes y a los profesionales que los atienden.
En Canet de Mar se detuvo a dos menores inmigrantes acusados de cometer una agresión sexual a una joven y grabarlo, suceso que provocó protestas ante el centro de menores, en un acto que SOS Racismo tildó de "racista y xenófobo". A principios de julio, en El Masnou, el centro que acoge a los menores extranjeros sufrió un intento de asalto organizado por grupos de extrema derecha, según ha denunciado la Generalitat, unos hechos que se saldaron con varios 'menas' heridos leves y con la detención de seis personas.