Cualquier aficionado al deporte de la bicicleta dirá que la vida sobre dos ruedas se vive mejor. Más si además es posible aunar dos aficiones: montar en bici y viajar. Cataluña se ha convertido en el territorio ideal para practicar el cicloturismo, la modalidad deportiva de una nueva forma de turismo.
Los expertos en la materia señalan Cataluña como tierra de tradición ciclista. Su proximidad a Francia y a Los Pirineos, origen de este medio de transporte, hizo que pronto se extendiera por ella la afición de rodar sobre las dos ruedas.
Mediterráneo en vivo
Cataluña ofrece un escenario ideal para los amantes de este deporte. La montaña, los llanos, la costa y el ecosistema mediterráneo en general, la han ubicado en los mapas de referencia para la práctica del mismo.
A pesar de que, con y sin bicicleta, Cataluña es un destino turístico elegido por visitantes internacionales y nacionales en cualquier época del año, las rutas que los pioneros del cicloturismo han ido compartiendo han aportado todo su valor como tendencia de esta modalidad.
Cicloturismo en Girona
El ciclista español profesional Joan Seguidor ha elaborado una lista con los lugares más destacados de Cataluña para practicar el cicloturismo. La provincia de Girona ocupa un lugar privilegiado en ella, por sus rutas naturales y sus reclamos turísticos y es, según el deportista, Girona es la capital del ciclismo.
La ciudad de Girona cuenta con el caso histórico del Barri Vell, que se encuentra junto al Paseo de la Muralla y el camino de las antiguas murallas carolingias del siglo IX y de la Baja Edad Media de los siglos XIV y XV.
De camino al medievo
En bicicleta se pueden conocer su catedral de estilo gótico, el barrio judío que esconden sus calles y las Casas del Oñar situadas junto a la ribera del Río Oñar y que forman parte del Inventario del Patrimonio Arquitectónico de Cataluña.
Fuera de Girona ciudad, la provincia gerundense acoge las rutas por los municipios de Monells, Castell d´Empodrà, Púbol, Corça y Peratallada. Todos ellos conservan las raíces históricas y arquitectónicas de sus siglos de antigüedad.
Cicloturismo medieval
Todos estos municipios gerundenses son un ejemplo de cicloturismo medieval, una modalidad que añade a la ecuación de bicicleta y turismo la historia. Circuitos rurales de construcciones de piedra sumergidos en el entorno natural mediterráneo.
Los Monasterios de Poblet, Santes Creus y Vallbona de le Monges en Tarragona forman parte del encanto de Cataluña como referente del cicloturismo medieval. Muy próxima a la provincia de Lleida, este recorrido lo conforman 110 kilómetros que poco a poco se sumergen en los paisajes de viñas que definen la zona.
Cicloturismo de viñas
La ruta de las viñas para los ciclistas es una de las más populares. Joan Seguidor asegura que el entorno tarraconense de Prades y La Mussara concentra una gran cantidad de aficionados al deporte de la bicicleta.
Al sur de Tarragona, la zona del Priorat, es otro de los puntos de referencia para practicar el cicloturismo de las viñas. Las carreteras que comunican las poblaciones y municipios son de tránsito muy escaso para coches y vehículos a motor, lo que facilita la seguridad en el pedaleo por tramos estrechos de vía.
Dejando atrás Girona, Tarragona y Lleida, llega el momento de Barcelona, también tierra de viñas. Las poblaciones pequeñas y las cooperativas que se dedican a la explotación vinícola de las vides son las metas a alcanzar por los ciclistas que desean conocer el entorno encima de su bicicleta.
Cicloturismo de montaña
La diversidad del terreno de Cataluña permite elegir entre rutas de cicloturismo que se adaptan a los distintos niveles de la capacidad de rodaje de los deportistas. Con un grado de dificultad superior a las rutas de ciudades y municipios medievales y de viñas, se presenta la montaña.
La ruta más dura es la de Mont Caró, situada en el Maestrazgo y próxima al Delta del Ebro. Junto a esta, la del Montseny, cerca de Barcelona, donde entrenan muchos deportistas profesionales de primer nivel de cara a las etapas más exigentes de las grandes vueltas ciclistas del mundo.
No podían faltar Los Pirineos como enclave montañoso ideal para practicar el cicloturismo. El Camin Reiau es la travesía por excelencia para adentrarse en el Valle de Arán y conocer las profundidades de la cordillera que corona Cataluña.