Bàscara está sufriendo una plaga de chinches de cultivos de colza que provendría de un campo junto a la carretera que lleva a Calabuig. Los insectos entran a miles en las casas cercanas. El ayuntamiento pretendía fumigar el lunes pero la lluvia lo impidió. Se pudo hacer hoy tras restringir el paso por algunos tramos de calles. Borrassà, una localidad cercana, sufrió una situación similar hace poco más de una semana.
El alcalde, Narcís Saurina, explicó que se dieron cuenta domingo. «Venían del campo y entraban en las casas, como una marea negra, en algunas viviendas se acumulaban sobre todo en las esquinas de las paredes y era como si hubieran pintado de negro».
Con la luz del día
«El lunes por la tarde estaba todo el mundo infestado, mirabas el camino, que es alquitranado, y era como si la calle se moviera, millones de bichos», dice Saurina. Entran por cualquier agujero de la casa. Las chinches comienzan a cruzar los caminos en riadas cuando empieza a salir el sol y desaparecen al atardecer.
La empresa que presta el servicio antiplagas para el consistorio ha podido actuar este miércoles por la mañana. Para hacerlo se han tenido que cerrar algunas calles cercanas a los campos de la carretera que conduce a Calabuig, en el sector oeste de la población. No se han cerrado todas las calles ni ha habido que desalojar las viviendas. Se divide la actividad por tramos, sobre todo de aceras, donde se crea un cinturón de seguridad respecto al insecticida. El sector debe permanecer aislado durante 24 horas y se pide precaución a los vecinos, sobre todo con los niños y los animales.
La voz de alarma
Ante las primeras alarmas, los vecinos se desplazaron a la zona y vieron que provenía del campo donde se había sembrado colza que ya estaba recogido. Los agricultores están acostumbrados a ver este insecto en el campo, pero nunca en las cantidades de este año y tampoco que entre en los pueblos.
Borrassà sufrió en la urbanización de Can Batlle y el camino de las Colinas una plaga semejante hace unos días, tal como publicó Diario de Girona. Como en esta ocasión, se trataba de chinches de cultivo de colza. El año pasado también vivió una situación similar. Es una especie de chinches de un milímetro de tamaño que generan los cultivos de colza que habitualmente aparecen cuando hay temporadas de sequía, inundaciones o pulverizaciones directas a los cultivos desde donde se desplazan y pueden llegar a zonas urbanas.