La Audiencia de Barcelona ha condenado a seis meses de cárcel a María del Carmen C.G. por insultar y agredir a una mujer que llevaba un velo. La víctima es Fatiha Kriam, una musulmana que vive desde hace 19 años en España; los seis últimos en Cornellà de Llobregat, donde reside junto a su marido y sus dos hijas. En septiembre de 2018, cuando acudía a recoger a una de ellas a la escuela, e iba acompañada de la otra, de 10 meses, sufrió un ataque por su indumentaria. "Me gritaba mora, vete a tu país", relata a Crónica Global.
El suceso tuvo lugar a escasos metros de donde reside. "Salí de mi casa para recoger a una de mis niñas, que entonces tenía seis años, en el colegio. La mujer estaba sentada junto a otra persona y, de repente, comenzó a llamarme", explica Fatiha. Acto seguido le dijo que tenía que quitarse el hiyab porque "aquí está prohibido ponérselo" y, tras ello, le espetó: "Si quieres usarlo vete a tu país".
Racismo
Fatiha no se quedó callada y replicó a la señora que quién era ella para decirle eso. La respuesta, según relata la agredida, fue: "Soy una española". "¿Qué tiene que ver eso?", se pregunta. Fue entonces cuando comenzó a insultarla en plena calle, delante de su hija pequeña. Tal y como recoge la sentencia, María del Carmen C.G. se dirigió a ella con palabras como "mora, vete a tu país". Tras ello la agarró del pelo para "arrancarle" el hiyab.
"Me rompió el velo y me hizo daño en la mano”. Tras la agresión, Fatiha prosiguió camino hasta la escuela, donde se encontró a un agente de la Guardia Urbana. "Le expliqué lo que había pasado, y me acompañó a donde estaba ella", relata. La presencia del policía no pareció disuadir a la agresora, que continuó insultando a la joven musulmana. "Siguió gritándome delante de él: 'si quieres ponértelo vete a tu país, aquí no puedes usarlo, quítatelo' ", explica.
Denuncia
Fue ese mismo policía el que recomendó a Kriam acudir a un centro sanitario para ser explorada y, tras obtener un parte de lesiones, poder interponer una denuncia contra su agresora. Así lo hizo, pero dos meses más tarde, volvió a toparse con ella por la calle, y ésta procedió a insultarla de nuevo. "Yo estaba al lado del colegio de mi hija, y ella cogió el móvil y comenzó a hacerme fotos. Le dije que parase y las borrase, pero empezó a insultarme de nuevo, y a decirme lo mismo, que me quitase el velo, y que me fuese a mi país, así que la denuncié otra vez", lamenta.
No es la primera vez que insultan a Fatiha por usar velo, pero sí, en los 19 años que lleva residiendo en España, es la primera ocasión que la agreden por ello. "Muchas veces hacen comentarios, la gente habla, pero eso me da igual. Lo que hizo ella fue tirarme del pelo y arrancarme el velo de la cabeza", explica. Cuando intentó zafarse de la agresora para evitar que le quitase el hiyab le lastimó una mano. “Me fui al colegio sangrando”, recuerda. "La policía también lo vio. Yo iba a recoger a mi hija, que entonces tenía seis años, y conmigo llevaba a mi otra hija, en el carrito, de diez meses”, lo que, señala, no pareció importar a María del Carmen C.G., que continuó increpándola.
Condena
Esta joven musulmana cuenta que ni durante su estancia en Andalucía, ni en los seis años que lleva en Cornellà le había pasado algo similar. "Es la primera vez, nunca me he peleado con nadie en la calle. Si alguien me dice algo, no hago caso y paso de largo, pero empezar a quitarme el velo y hacerme daño; eso no lo permito", subraya.
En julio de este año un juez ha condenado a la agresora a una pena de prisión que no cumplirá, con la condición de que pague una indemnización de 400 euros a la víctima --"nada en comparación con lo que me ha hecho", lamenta--, y a que asista a un curso de aceptación de la diversidad, ya que el tribunal considera que ha cometido un delito de discriminación, y otro de lesiones leves. También le han prohibido acercarse a Fatiha durante dos años, pero ella no se siente segura. "No sé donde vive, pero muchas veces la veo por la zona. Quién sabe lo que puede pasar, si siguió insultándome delante de la policía, parece que le da todo igual", cuenta.
"No salgo mucho a la calle"
Fatiha defiende que cada uno es libre, y puede vestir como le de la gana. "A mi no me importa cómo van los demás, ni qué tipo de ropa de llevan. ¿Qué le importa a ella cómo voy yo; tapada o no?", cuestiona esta mujer, y señala que ella no se mete con nadie. "Estoy en mi casa, con mis niñas y mi marido".
El problema es que, tras lo sucedido, ha renunciado a su libertad, e incluso es una vecina la que en ocasiones recoge a su hija mayor del colegio. "Ahora no salgo mucho a la calle porque no quiero problemas. No sé lo que puede hacer la gente”, confiesa y es que, "si ha pasado dos veces, puede pasar una tercera, una cuarta y una quinta", advierte. El problema es que tras ser agredida por hacer uso libertad, ahora es ella quien se ve obligada a restringirla por miedo a que esa libertad sea motivo de una nueva agresión.