Los asaltos que han protagonizado diversos activistas animalistas en explotaciones ganaderas de Cataluña suponen un grave riesgo sanitario. El peligro reside en transmitir virus y enfermedades al ganado, como la peste porcina africana, que puede derivar en la obligación de sacrificar a todos los animales, lo que supondría la ruina para la granja y, en última instancia, "el cierre del comercio exterior", alertan a Crónica Global tanto desde el Govern como desde Unió de Pagesos.
"Que se cuele gente en las granjas es un peligro", advierte Santiago Querol, responsable del sector agrario del sindicato. Para acceder a las explotaciones ganaderas, "lo primero que uno hace es ducharse y cambiarse de ropa, lo mismo sucede al salir: vuelta a lavarse y a ponerse otra vestimenta. Nadie puede acceder directamente desde el exterior sin pasar por este trámite", explica. El riesgo de saltárselo, como hacen los activistas, es transmitir enfermedades al ganado. En el caso de la peste porcina, en pocos días, un cerdo infectado puede transmitir el virus a través de saliva, orina, heces e incluso por el aire. Por tanto, cualquier resto que transporten en ropa o calzado, o incluso a través de alimentos contaminados que les faciliten, pueden contagiarlos.
Riesgo de contagio
Los activistas, al menos a los que se identificó tras asaltar el matadero de Friselva, en Riudellots de la Selva (Girona), el pasado mes de abril, eran en su mayoría de otras partes de Europa y acostumbran a ir de unas granjas a otras. Lo que significa que el riesgo de contagio es todavía mayor. "No sabemos en qué otras explotaciones han estado y hay enfermedades que pueden transmitir a los animales que pueden suponer grandes costes para los ganaderos", señala Joaquim Xifra Triadu, subdirector general de Ganadería, quien alerta de que la introducción de dolencias como la peste porcina africana "tendría un impacto muy negativo y supondrían el cierre automático de las exportaciones".
Xifra sostiene que los asaltos se producen en una propiedad privada, por lo que son los Mossos d'Esquadra los que deben actuar, y señala que desde el Departamento de Agricultura se preocupan por el estatus sanitario y los niveles de bioseguridad de las explotaciones. Por ese motivo trabajan de manera conjunta con Interior para desarrollar un protocolo que identifique "todos los riesgos y que permita emprender acciones contra la entrada de personal no autorizado en las granjas", avanza.
Modelo de producción agraria
Desde la Generalitat manifiestan que es comprensible que "grupos o entidades de activistas estén en desacuerdo con el modelo de producción agraria" pero recuerdan que, "les guste o no", las granjas que han asaltado cumplen con la normativa europea, lo que incluye correctas condiciones de higiene y bienestar animal, "tal y como tiene que ser". Además, señalan que "la solución no será asaltar las granjas", y recuerdan que "éste no es el proceder de la mayoría de entidades proteccionistas".
Desde Unió de Pagesos exigen que este protocolo se implemente cuanto antes y también que la policía catalana identifique a todos los responsables, ya que, cuenta Querol, sí lo hicieron con los asaltantes del matadero de Girona pero no con los que entraron en varias granjas, la última hace pocos días en Sant Antoni Vilamajor, en el Vallès Oriental. "Los Mossos tienen que identificarlos para que se les pueda llevar ante la justicia y que se atengan a las consecuencias", sostiene. Además, pide que las patrullas se personen en el lugar de los hechos, y que se dejen de tomar las entradas "como un cachondeo porque son cuatro críos". Es más, advierte de que si continúa la inacción, "los payeses, que comienzan a estar enfadados, se pueden unir, y puede que al llegar los agentes se encuentren una batalla campal".
¿Inacción policial?
Xifra subraya que la policía debe ser consciente de los riesgos que conlleva que personas que no cumplen con las medidas sanitarias establecidas entren en una explotación. "Se les debe identificar, no solo porque violan la propiedad privada sino para poder exigir responsabilidades en caso de hurto o consecuencia sanitaria,", apunta. El subdirector de Ganadería remarca la importancia del contacto entre ambos departamentos --Agricultura e Interior--: "Por mucho que nosotros demos instrucciones, al final, quien tiene capacidad de actuar es la policía", recuerda.
Los asaltos, explica Querol, comenzaron en 2018. "Aunque no se le dio mucha publicidad, entraron en una granja de gallinas, después en una de cerdos, tras ello en el matadero, y esta última vez en una de vacas. Quiero creer que esta gente lo hace por desconocimiento, pero aquí hay un gran riesgo sanitario que le puede costar mucho dinero a Europa y a Cataluña y a España”. En la última ocasión, dieron de beber agua de una garrafa a un ternero. "Interrumpen el proceso natural por total ignorancia y puede tener una gran afectación”, lamentan desde el sindicato agrario.
Propiedad privada
Desde el Govern recuerdan que es una cuestión de seguridad: tanto por la violación de la propiedad privada, como desde el punto de vista sanitario. "Es un riesgo porque estas personas, que se pasean de granja en granja, no sabemos dónde actúan, y entran en todas partes para hacer prospección y ver si pueden detectar algún incumplimiento de la normativa y conseguir así la atención mediática", sostiene Xifra.
Desde Unió de Pagesos urgen a encontrar una solución ante una serie de incidentes que se han reproducido durante los últimos tiempos en explotaciones de tamaño medio y que, alertan, “pueden suponer un perjuicio de cientos de millones en pérdidas” si no se pone freno a la entrada ilegal de activistas a las explotaciones.