El detox, o lo que es lo mismo, el proceso de depuración del cuerpo y la mente en la búsqueda de la salud, está al alza. Los más populares son los que están relacionados con la alimentación, pero no son los únicos. Un ejemplo de ello es el detox digital.
La finalidad de este tipo de depuración tecnológica es la de aprender a hacer un buen uso de los recursos digitales para evitar los daños físicos y mentales que su uso puede acarrear en la salud, como la ansiedad o el sedentarismo.
Desconexión estival
Cada día son más las personas que se suman al reto del detox digital y deciden alejarse de la tecnología y de su ámbito cotidiano durante unos días. Es, según los expertos, la búsqueda de uno mismo. Y el verano, con sus largos días y calurosas noches, parece un buen momento para ponerlo en práctica.
El profesor David Bejarano, especializado en comunicación y crecimiento personal del centro internacional de estudios Udemy, asegura que detrás del lado bueno de la tecnología se encuentran el malestar físico, la vista cansada, el dolor cervical y muscular en general y, en algunos casos, la obesidad.
Pequeños cambios
Bejarano recomienda a las personas que padezcan estos síntomas probar un tratamiento de detox digital. Una auténtica desintoxicación tecnológica que pasa por mantener alejado el móvil, bloquear las aplicaciones, eliminar los colores de la pantalla o delimitar tiempos de navegación en Internet.
Poner en práctica un detox digital no significa transformarse en un ermitaño. Tampoco supone emprende un viaje más allá de las fronteras de la civilización en busca de un entorno calma y sosiego. Para aprender a relacionarse de manera sana con la tecnología basta con aplicar pequeños cambios. He aquí varios ejemplos de ello.
Despertador tradicional
Cambiar el teléfono móvil por un despertador convencional. La mejor manera de empezar el día sin tecnología es que no sea esta la que haga de despertador. Apagar un reloj tradicional ayuda a centrar la atención en otra cosa que no sea el dispositivo móvil desde primera hora de la mañana.
Dejando de lado la aplicación del despertador del teléfono móvil se puede concentrar la energía en encarar una nueva jornada laboral o personal sin la presión de las notificaciones llegadas durante la noche.
Tiempo limitado
Organización de los tiempos de lectura y respuesta de correos electrónicos. Como parte de la rutina del detox digital lo más recomendable es organizar en tiempos delimitados la revisión de los mensajes vía mail, por ejemplo haciéndolo una o dos veces al día.
Durante 45 minutos dedicados en exclusiva a esta tarea debe ser suficiente. En caso de que hubiera algo urgente que atender, lo mejor es explicar que en el asunto del mensaje debe ir escrita la palabra “prioridad” para ser leído lo más rápido posible.
Adiós a los colores
Alejar el dispositivo móvil de la vista y colocarlo lo más alejado posible. Cuanto más lejos mejor. De esta manera será necesario levantarse para ir a cogerlo y acceder a sus diferentes aplicaciones.
Hacer del teléfono móvil algo poco vistoso y sin color. Las apps móviles suelen estar diseñadas con colores llamativos para enganchar durante horas a los usuarios. En este sentido, lo más práctico es eliminar esa tentación cromática eliminándola.
Bloqueo activado
Los dispositivos tienen una opción de ajuste para ver la pantalla en tonalidades de grises, lo que reduce los estímulos visuales y el tiempo de atención a lo que se muestra en pantalla.
Activar herramientas para bloquear aplicaciones o programas. Este tipo de herramientas son gratuitas y permiten seleccionar sobre qué aplicaciones o páginas web se desea limitar el tiempo de acceso o directamente bloquearlas.
Prohibido móviles
Otra opción similar es la de colocar las aplicaciones más utilizadas en una carpeta de difícil acceso. En el tiempo en el que se buscan es posible recapacitar sobre si se deben abrir o no.
Guardar los móviles o dispositivos electrónicos en una bolsa. Entre los consejos más útiles de un detox digital está el de guardar todos los dispositivos móviles en una bolsa antes de una reunión familiar, de trabajo o de amigos.
Conversación cara a cara
Así, la gente se concentrará en las conversaciones personales cara a cara y no en atender las notificaciones que lleguen hasta sus dispositivos móviles o navegar por sus lugares favoritos de la red.