Hasta 780.000 catalanes, un 10% de la población, dejaron de comprar medicamentos y, por tanto, de seguir sus tratamientos durante 2018 por problemas económicos. Además, el elevado coste de la vivienda condenó a casi un millón de personas a vivir en situaciones de pobreza severa. Así lo asegura el informe de Exclusión y Desarrollo Social en Cataluña de la fundación FOESSA.
A pesar de que la economía comienza a dar muestras de recuperación, muchas personas todavía siguen sin notar los efectos a raíz de los datos del informe, especialmente en Cataluña donde las cifras de pobreza severa no han cesado de crecer desde 2013 y superan a la media española.
Altos precios de la vivienda
"Un retrato de la factura social que atravesamos es el cambio en la distribución territorial de la exclusión social", ha asegurado el presidente de Cáritas, Francesc Roig, que señala que el eje Mediterráneo-Sur se ha convertido en la zona de mayor riesgo en los últimos cinco años.
Los altos precios de acceso a la vivienda han arrastrado a 300.000 personas en Cataluña que viven con la incertidumbre constante de no saber si les van a echar de sus casas. Además el número de personas en pobreza severa, una vez que han pagado todas las facturas del alquiler, crece un 12,4%.
Precariedad y menores
Entre las causas de la pobreza se encuentra la precariedad laboral. El 26% de las personas con contratos temporales presentan algún tipo de exclusión social.
Pero también experimentan los efectos de la pobreza los menores de edad. El porcentaje de exclusión social en este grupo ha aumentado hasta el 22%, lo que hace que sean uno de los colectivos más vulnerables.