“¿Tú estás tonto o qué chaval?”. Esta frase fue suficiente para que prendiera la mecha en un ambiente ya caldeado por la situación política. Tras un rifirrafe en la carretera, uno de los principales líderes de las brigadas de limpieza de los lazos amarillos, Santiago Pulido, y una agente de la Policía Local, Josepa Carbonell, se enzarzaron en una discusión que terminó en agresión.
Todo sucedió en la calurosa noche del 15 de julio del año pasado en Mataró. La agente, que no estaba de servicio en el momento de los hechos, iba hacia su domicilio cuando coincidió con una motocicleta, que circulaba en la misma dirección. El motorista, que iba por delante, empezó a aminorar la marcha intentando que ella lo adelantara. Al no hacerle caso, y según su versión, él se puso más nervioso hasta llegar al punto de apartarse y frenar. “¿Tú estás tonto o qué chaval?”, le espetó Carbonell. Acto seguido, el conductor de la motocicleta cogió el retrovisor del turismo de la agente de la Policía Local y lo destrozó.
Le reconoce como activista
En ese instante ella se bajó del vehículo y lo “reconoció como uno de los activistas que se dedicaban a quitar banderas esteladas de los balcones de las casas de donde la declarante vivía”. De hecho, Pulido ha sido uno de los siete detenidos en Girona por, presuntamente, quitar lazos amarillos y poner retretes en los domicilios de independentistas y de un agente de los Mossos d'Esquadra.
En su escrito de diligencias, al que ha tenido acceso Crónica Global, se esgrime que "empezaron una discusión de carácter político". Una discusión que terminó en empujones y amenazas.
“Puta barata. Te voy a matar”
Según Carbonell, Pulido se abalanzó sobre ella agarrándola del pelo, arañándole la cara y tirándola por el suelo. Causándole erosiones en ambas piernas y ambos codos. “Hija de puta”, “cabrona”, “gorda asquerosa”, “puta barata”, o “te voy a matar y te voy a arruinar la vida”, son algunas de las amenazas que relata en su denuncia.
La agredida finalmente avisó a la Policía Local de Mataró, que confirman que pudieron escuchar cómo no paraba de insultarle con frases como “si me vuelvas a insultar te mataré”.
Denuncias cruzadas
El relato del activista es diametralmente opuesto al de su denunciante. Por este motivo, ha pedido que su declaración tenga también valor de denuncia. De acuerdo con Pulido, él salía del barrio de Rocafonda de Mataró cuando detrás suyo tenía “muy pegado” el vehículo de Carbonell.
Su versión de los hechos es que la conductora no paraba de hacerle luces, poniendo las largas y quitándolas, y pitándole. Conforme la carretera se inclinaba en sentido ascendente, la moto tenía menos velocidad y le hacía señales para que le adelantara al no poder ir a la misma velocidad del coche. “Hijo de puta. Facha. Desgraciado”, afirma que fueron las palabras que le propinó la agente de la autoridad.
Finalmente, él cayó al suelo cuando le conductora le dio un golpe en la parte trasera de la motocicleta. Una vez ella bajó del coche empezó “a patearlo”, refleja en su acta de declaración. Cuando se levantó la empujó “para quitársela de encima”. Según afirma, fue hasta el Hospital del Mar para que le atendieran, pero después de cuatro horas de espera decidió irse.
Será la justicia quien dirima las responsabilidades de cada uno de lo que ha sido tipificado como un delito leve. Queda en el aire si realmente se conocían entre ellos, ya que son vecinos, y si fueron las diferencias políticas el motivo de la agresión.