La posidonia oceánica es el organismo más longevo del planeta. Aunque pueda tener la apariencia de un alga, es una planta endémica del Mediterráneo que forma un hábitat indispensable para diversos organismos del fondo marino que usan sus hojas como refugio, por lo que se considera una especie ingeniera del ecosistema que alberga biodiversidad. Lo que implica que, si desaparece, también lo harán las especies que viven en su lecho. Los mayores peligros a los que se enfrenta son los vertidos de aguas residuales sin depurar y el fondeo de embarcaciones, dos amenazas que se disparan con el turismo masivo, según explican desde diversos organismos a Crónica Global.
"La amenaza más directa y evidente es el arranque de las hojas del fondo marino por las anclas de los barcos de recreo. En la maniobra de amarre, el barco echa el ancla, y esta hace un surco en el fondo que lo deja vacío. ¿Por qué es tan dañino? Porque una simple maniobra de amarre de un barco puede arrancar metros de posidonia que, además, se caracteriza por tener un crecimiento muy lento”, señala Paloma Nuche, responsable de costas de Greenpeace.
Industria turística
La mitad de esta especie autóctona del Mediterráneo --no existe en ninguna otra parte del planeta-- se ubica en Baleares, aunque también está presente en zonas de la costa catalana, así como en la Comunitat Valenciana y parte de Andalucía. "Las mayores amenazas para la posidonia están muy relacionadas con el turismo masivo. Aunque el turismo, en sí mismo, no es negativo, cuando el número de visitantes que llegan a las islas asciende a 16 millones --frente a los 1,2 millones de residentes-- sin que las infraestructuras necesarias para la depuración de aguas residuales se hayan mejorado para asumir esta cantidad de población, tenemos un problema", señala Joan Moranta, de la organización Terraferida.
"Normalmente, detrás de este problema se encuentra una mala planificación urbanística. Un crecimiento rápido y desordenado y no se invierte lo equivalente en estructura de saneamiento. Por lo tanto, hay muchos vertidos irregulares no controlados. Además, en el caso de las zonas turísticas, la población residente local se multiplica hasta 12 veces en periodo estival", explican desde Greenpeace. Es cuando se dispara el consumo de agua y también la producción de aguas residuales. "Las depuradoras están planificadas para la población residente, no para dar cabida a un aumento tan significativo de población", denuncian. Jordi Boada, biólogo marino, investigador del CEAB-CSIC coincide con esta tesis y apunta que "cuando se ha mejorado la calidad del agua mediante depuradoras, se ha comprobado que la planta respondía de manera positiva", por ello subraya la importancia de la calidad del medio.
Aguas fecales
¿La consecuencia? La cantidad de vertidos --juntos a lo que ello conlleva, entre microplásticos y detergente--, además de restos fecales, modifican las características químicas del agua marina. "La posidonia oceánica está acostumbrada a vivir en un medio con bajo contenido en materia orgánica. Un cambio en esas condiciones hace que esta planta muera", denuncian desde Greenpeace. Los vertidos sin depurar "suponen una gran amenaza ya que se reduce la calidad del agua y su transparencia. Todo esto afecta a la producción de la planta y pone en peligro su desarrollo y supervivencia", apunta Moranta. "Además, si a esto le añadimos el gran número de embarcaciones que fondean directamente sobre la posidona, arrancando las plantas del fondo, el problema se acentúa muchísimo", denuncia. "Imagínate lo que suponen miles de personas y cientos de embarcaciones, concentradas en reducidos espacios naturales, todas ellas removiendo el fondo y haciendo sus necesidades. Pero no toda la culpa es del turismo, en relación al impacto de los fondeos incontrolados, los locales también tienen parte de responsabilidad", aclara.
Aún hay más. Desde Terraferida señalan que la pesca de arrastre es una de las actividades humanas que pueden destruir de una forma más significativa las praderas de esta planta, aunque admiten que esta técnica está muy controlada. También contribuye a la destrucción de su hábitat "la construcción de grandes infraestructuras en la zona litoral, como puertos y espigones o paseos marítimos", responsables de la desaparición de esta especie "en toda la costa mediterránea a lo largo de la historia".
Protección de la zona costera
El hábitat que conforma la posidonia está reconocido como área de interés prioritario para la conservación por la Unión Europea, incluida en la directiva Hábitat. "Por lo tanto, los Estados miembros tienen la obligación de establecer políticas para protegerla", señalan desde Greenpeace. El año pasado, el Gobierno balear aprobó un decreto ley con este fin pero, tal y como señalan desde Terraferida, aunque es una buena noticia, llega tarde --"el problema ya estaba desbordado"--. Ambas organizaciones están de acuerdo en que se necesitan más medios para que sea realmente efectivo. En Cataluña, explican desde el Departamento de Territorio y Sostenibilidad, se realiza desde 2005 un plan de seguimiento de las praderas en el Parc Natural del Montgrí, las Illes Medes, el Baix Ter y el Parc Natural de Cap de Creus.
Respecto a las zonas de fondeo, desde el Govern señalan que, "en base a los recursos humanos y económicos disponibles, se han establecidos criterios de protección en las autorizaciones de boyas y abalizamiento". Además, se está llevando a cabo un proyecto de restauración de las praderas afectadas por el fondeo en espacios naturales protegidos. "Se han retirado 608 muertos --de fondeo-- de hormigón y se ha restaurado una superficie de 3.000 metros cuadrados", detallan. También avanzan que impulsarán un programa para instalar un sistema de fondeo ecológico "que permita hacer compatible la náutica recreativa con las conservación de la posidonia". ¿Se está haciendo todo lo posible para protegerla? Nucha y Moranta piden aumentar el contol. "La labores de vigilancia por parte de los agentes de medio ambiente, debido a esta falta de recursos humanos y materiales, son totalmente insuficientes", lamenta el segundo. Desde Greenpeace exigen que esta medida "se exporte a toda la vertiente mediterránea donde la posidonia no esté protegida”.
Bosques submarinos
"La importancia de la posidonia radica en la multitud de funciones ecológicas que realiza, desde el amortiguamiento del oleaje y protección de la zona costera frente a la degradación por temporales; la consolidación, retención y formación de sedimento para el mantenimiento de la arena de las playas --también fundamental para mantener la claridad y transparencia de las aguas costeras--, así como, al ser plantas superiores, y realizar la fotosíntesis, tienen un papel muy importante tanto en la oxigenación del agua marina como en la retención de CO2", subraya Moranta.
Además, en sus estructuras, esta planta alberga unas 300 especies de flora y más de 1.000 especies de fauna. Sus praderas producen una gran cantidad de biomasa que se exporta a otras zonas de la costa. "Por ejemplo, las hojas muertas que se acumulan sobre la arena de las playas, y que todavía hoy en día mucha gente piensa que son suciedad, también tiene una función ecológica muy importante ya que evita la perdida de arena, causada tanto por la fuerza de los temporales como del fuerte viento", aclaran desde Terraferida.
Crisis climática
Diversos estudios científicos cuantifican la perdida de posidonia en el Mediterráneo desde principios del siglo XX entre un 10 y un 40% de su superficie. Además, esta evolución en la perdida de hábitat se puede incrementar aún más debido al calentamiento del mar a causa de la crisis climática.
La reivindicación de las organizaciones, que avala la directiva de la UE, es clara: "dotar de recursos las iniciativas destinadas a reducir los impactos negativos que reducen la superficie de pradera en el mar".