El Juzgado de Violencia sobre la Mujer de Terrassa (Barcelona) ha dictado este viernes por la mañana el ingreso a la prisión provisional, comunicada y sin fianza al detenido por la muerte violenta de Mònica Borràs, la vecina de esta localidad vallesana que desapareció en agosto de 2018.
El asesino confeso de su expareja se ha acogido a su derecho de no declarar ante el magistrado en la comparecencia que se ha celebrado en la propia cárcel, tal y como explican los portavoces del TSJC. Se le acusa de homicidio y ocultación de cadáver, aunque no se descarta añadir otros presuntos delitos a medida que avance la investigación.
Ocultación del cadáver
Las pesquisas se iniciaron tras encontrar los restos de la víctima bajo los elementos constructivos de la vivienda que compartían en Terrassa antes de los hechos. Según la información que ha salido a la luz, el asesino confeso mató a su compañera, levantó las baldosas del suelo de la vivienda y enterró allí el cadáver. No se había localizado con anterioridad porque volvió a cimentar y adecuar el espacio.
Además, se considera que el tiempo transcurrido ha sido suficiente para borrar y eliminar cualquier otra prueba del crimen.
Principal sospechoso
La expareja de Borràs fue desde el primer momento el principal sospechoso de su desaparición que él mismo había denunciado. Los investigadores tenían varias pruebas contra él, pero al no localizar el cadáver no se le podía acusar. Algo que cambió tras su detención y la confesión de los hechos este miércoles.
El informático de 54 años de edad cambió ese momento el relato que había mantenido en los últimos meses. Explicaba que su expareja se marchó del piso que aún compartían y que no la había vuelto a ver. Seguirá en la cárcel hasta que no se inicie el juicio.