La Generalitat de Cataluña y el Centro Internacional de Métodos Numéricos en Ingeniería (Cimne) han trabajado juntos para reducir los daños que ocasionan en la costa los temporales marinos que la azotan en algunas épocas del año. De la necesidad de buscar sistemas eficientes y rentables económicamente para las administraciones públicas, han surgido los espigones hinchables, una obra de ingeniería que se sumerge en el fondo marino y que se puede inflar desde la superficie terrestre en función del estado de la mar. Según explica el Cimne en su página web, “los rompeolas inflables inteligentes se fijan a una base de concreto colocada en el fondo del mar. La inflación discrecional se maneja desde la costa y permite controlar el transporte de sedimentos durante todo el año, protegiendo la playa contra las tormentas”.
El Centro Internacional de Métodos Numéricos en Ingeniería es una organización de investigación que se creó en el año 1987 en el seno de la Universidad Politécnica de Cataluña y el respaldo de la Generalitat de Cataluña. Las actividades de investigación y desarrollo tecnológico del Cimne abarcan una amplia gama de especialidades, desde la ingeniería civil a la ingeniería mecánica, pasando por la ingeniería ambiental, naval y marítima. En este último campo es en el que se encuadra el sistema de espigones hinchables diseñado por la organización catalana. Aunque la idea de emplear macizos salientes como mecanismo de defensa ante los embistes de las olas no es original, sí lo es el hecho de que esos protectores sean hinchables. La sustitución de los rompeolas de piedra tradicionales por los espigones hinchables supone una mejora ambiental y económica, puesto son elementos sostenibles de coste reducido, tal y como informan sus creadores.
Los espigones hinchables del Cimne basan su tecnología en tubos de neopreno
Los espigones hinchables propuestos a la Generalitat por el Cimne como solución a los problemas que ocasionan en la costa los efectos de los temporales marítimos de mucha intensidad, basan su ingeniería de diseño en unas plataformas de tubos de neopreno con una longitud que va de los 100 a los 200 metros. Los tubos de neopreno se fijan en el fondo marino gracias a una estructura de hormigón que sirve como base. Cuando las olas aumentan su volumen e intensidad, el material se infla activando una doble función: por un lado contiene el agua y por el otro es capaz de generar energía. Puesto que el sistema es inteligente, su tecnología permite controlar desde la superficie terrestre el denominado hinchado discrecional, que sirve para transportar los sedimentos y frenar la acción erosiva del agua marina en la costa. La sostenibilidad económica y ambiental han sido dos criterios de gran relevancia a la hora de diseñar estos espigones hinchables del Cimne.
Según el organismo de investigación, el coste de instalación y mantenimiento de los espigones hinchables está por debajo de la inversión que a día de hoy se destina a los diques de piedra. El fuerte aliciente del ahorro económico ha llevado al gobierno de Cataluña a destinar fondos provenientes de la Unión Europea a dotar de estos espigones hinchables a diferentes puntos del litoral catalán. “En los próximos meses Cimne diseñará y probará la efectividad de un prototipo a escala de rompeolas inflable en la Universidad Politécnica de Cataluña”, informa el centro de investigación. La actividad se desarrollará de acuerdo al proyecto Producte del Programa FEDER de la Comisión Europea promovido por la Generalitat de Cataluña. “La construcción de un proyecto piloto en una playa de Cataluña está actualmente bajo la consideración de las administraciones responsables de la protección de las playas en Cataluña y el Gobierno de España”, concluye el Cimne.
Más de 2.000 proyectos
A lo largo de sus 32 años de existencia, el Centro Internacional de Métodos Numéricos en Ingeniería ha participado en más de 2.000 proyectos de investigación y desarrollo tecnológico. Para ello ha colaborado con unas 500 empresas del sector privado y centros de investigación de todo el mundo. En la actualidad en el Cimne trabajan alrededor de 250 personas, entre científicos e ingenieros, repartidos por las oficinas que el centro tiene en distintos continentes. A nivel universitario, existe una red de 30 aulas en universidades españolas y de América Latina.