En una reunión de amigos que pasan de los 50 años surge un tema de conversación: la soledad no deseada, "una situación en la que se encuentran muchas personas a partir de esa edad", explica Esther Camacho a Crónica Global. Por ese motivo crea DUUO, una plataforma que pone en contacto a personas que, pasadas las cinco décadas, busquen compartir piso.

¿Por qué medio siglo? "Antes de esa edad uno está más activo y tiene más vida social. No es excluyente, no vamos a decir que no a alguien de 45. Lo que no queremos es juntar a personas mayores con jóvenes; eso ya existe. Buscamos gente de una época similar con más puntos en común, no a un estudiante que pueda marcharse a los seis meses", cuenta su impulsora. Tras hacer un estudio, comprobó junto a sus cuatro socios que, a partir de ese cifra, "hay mucha gente sola que no quiere estarlo". Junto a ese dato, constató otro: "la mayoría tienen una propiedad, bien un piso o una casa, porque en nuestro país es algo cultural: comprar una vivienda e hipotecarse durante muchos años". Es así como, tras verificar su viabilidad, y tras dos años de trabajo, nace este proyecto. 

Buscar solución a la soledad

Tras constatar que existía una "problemática, nació la idea de intentar solucionarlo, ¿por qué no juntar en una misma casa a dos personas con aficiones comunes, una edad similar y que puedan convivir?", relata Camacho, que puntualiza que DUUO "no es una plataforma de parejas". La intención es “ayudar a que puedan convivir con otros a medio y largo plazo”, sostiene. ¿Cómo funciona? "Ambos han de residir en un ámbito territorial cercano, para que no tengan que salir demasiado de su zona de confort, y compartir alguna afición, para que exista una afinidad que haga que la convivencia llegue a buen término". 

Esther Camacho, impulsora de la plataforma DUUO

Esther Camacho, impulsora de la plataforma DUUO

¿Cómo funciona el portal? “La persona primero se inscribe. Nos explica dónde vive, cuántos años tiene y facilita un contacto. Nosotros buscamos personas compatibles en una zona cercana. Cuando creemos que hemos encontrado a alguien, el usuario se suscribe --por 30 euros al mes--, y le preguntamos qué busca", relata. 

Requisitos para compartir casa

Una vez suscrito, puede escoger si quiere mudarse a una nueva casa o compartir la suya; el género de su futuro compañero y, a partir de ahí, la plataforma intenta "emparejarlos". Si creen que puede existir afinidad, los ponen en contacto, sin que ninguno tenga datos personales del otro. "A partir de ese momento se comunican directamente. Lo único que hacemos nosotros es sugerirles que se conozcan antes de tomar una decisión y que, si quieren, vayan a la cita acompañados de alguien de su confianza. Y, sobretodo, si ven que tienen afinidad y quieren probarlo, pacten antes unas normas de convivencia", subrayan desde DUUO. 

¿El servicio acaba cuando la persona encuentra a su compañero de piso? "Hay varias opciones. Una suscripción para uno, dos o tres meses --por 30, 45 o 60 euros, respectivamente--. Durante el tiempo que dura, nosotros le iremos enviando contactos hasta que expire ese plazo. Si en función de sus requisitos o aficiones no encontramos a nadie, le devolvemos el dinero”, cuenta Camacho. La plataforma solo pone en contacto a los interesados, que serán los responsables de cerrar por su cuenta el acuerdo así como sus condiciones  --pago o no de un alquiler, duración de la estancia, etc.--. “Nosotros sugerimos que lo hagan por escrito, porque la convivencia a veces no es fácil”, señala. 

Convivir 

“Si alguien deja su casa para convivir en la de otra persona, imagínate que al cabo de un tiempo, por la razón que sea, quieren romper la relación. El que ha dejado su hogar no puede quedarse en la calle, por eso es necesario que pacten un tiempo mínimo para encontrar otro lugar", explica. El portal no toma partido en caso de que alguno de los usuarios decida rescindir su pacto. "Les acompañamos en todo el proceso, pero es un acuerdo entre las dos partes”.  Eso sí, “si tienen un problema o quieren que les ayudemos, siempre nos pueden escribir", señala Camacho.

La soledad y el envejecimiento en las personas de mayor edad, como las de la imagen, el foco del nuevo estudio de la Fundación Bancaria La Caixa / EFE

Una persona de edad avanzada en su vivienda / CG

Este servicio está disponible en todo el ámbito nacional. La plataforma nació en enero de este año, y aún está comenzando a rodar. Hasta el momento hay unos 200 usuarios apuntados y sus impulsores calculan que un 10% ya ha establecido contacto con otras personas. Desde la empresa no pueden tener constancia de cuáles han iniciado ya la convivencia: “Pueden contárnoslo si quieren, pero si no, no podemos saberlo”, explica. La mayoría de usuarios, hasta el momento, se concentran en Barcelona, casi un 70%. 

"Un bien para la sociedad"

Una de sus creadoras destaca que cree firmemente que este servicio "es un bien para la sociedad. Pensamos que la Administración no puede sobrellevar todo el peso de ayudar a la gente que se siente sola, y la nuestra es una opción más", sostiene. Una alternativa que "no existía ni en España, ni el sur de Europa". 

¿Y si ninguno de los dos quiere dejar su casa? “Sucede. La solución puede ser un pacto. Que hablen, que se conozcan, que visiten ambas viviendas y que vean en cuál de las dos podrían estar más cómodos, incluso pueden probar”, sostiene. “Son ellos los que tienen que pactarlo. Si una de las dos queda vacía, nosotros les sugerimos que la alquilen, si quieren”.

Planes de futuro

¿Previsiones de crecimiento? "Aunque todavía no están disponibles a través de la plataforma, la idea es ofrecer una serie de servicios que pasan por transporte para mudanzas, gestorías, o empresas de alquiler de pisos. Por ahora estamos viendo que nos demandan”, cuenta. 

Camacho trabaja en una empresa que no tiene nada que ver con este sector, y dedica el tiempo que le queda a impulsar este proyecto. "Veo lo que hay a mi alrededor, mucha gente se siente sola, y creo que todos podemos aportar nuestro granito de arena a la sociedad. Cuando yo sea mayor, si me encuentro sola, me gustaría poder convivir con una persona con la que tenga cierta afinidad, y con la que pueda hacer cosas que sola no podría. Como es una situación que a mí no me gustaría vivir, intento que otros no la vivan", confiesa.