La llegada inminente del verano trae consigo esa época del año en la que la mayoría de personas deciden ponerse en forma, ya sea para sentirse más cómodos a la hora de lucir tipo en la playa, por satisfacción personal o simplemente por necesidad para conseguir una mejor salud. Es por eso que muchas comienzan a cuidarse y a realizar entrenamientos para perder peso y ganar en bienestar.
Sin embargo, muchas personas también deciden tomar el camino fácil y entregarse a dietas milagro que prometen resultados rápidos con el mínimo esfuerzo, lo cual sólo significa que la gran damnificada será la salud. Para todos aquellos que prefieren resultados más duraderos, estos consejos pueden ser el espolón definitivo para comenzar una nueva vida más sana.
Hacer deporte
Lo principal que hay que saber es para qué se quiere realizar ejercicio. Si se quiere perder peso, no tiene mucho sentido desde ese punto de vista realizar ejercicio aeróbico de baja intensidad (como correr o caminar), dado que este tipo de actividad física ayuda a perder peso a la larga, pero no es su principal virtud. Por eso es importante fijar unas metas y saber exactamente cuáles son los objetivos. Así se combate la pereza y se puede medir el progreso de una manera más precisa.
Si se quiere adelgazar lo más recomendable será iniciar una actividad de fuerza que permita a los músculos trabajar con cierto esfuerzo. Esto es lo más indicado por profesionales deportivos para quemar grasa y que esa grasa se transforme en energía para los músculos. En este sentido, existen entrenamientos de fuerza que se pueden realizar en casa o en el gimnasio, dado que trabajar con el propio peso del cuerpo es muy interesante en los comienzos.
Deporte de mantenimiento
Sin embargo, si el objetivo no es perder peso, sino mantener un estado de salud físico de calidad, la actividad física de mantenimiento puede ser la clave. La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que los adultos de 18 a 64 años dediquen “como mínimo” 150 minutos semanales a la práctica de actividad física aeróbica, de intensidad moderada. Esto supone salir a correr o usar la bicicleta, por ejemplo, tres días a la semana.
Hombre nadando / UNSPLASH
Por otro lado, también recomienda que dos veces o más por semana se realicen “actividades de fortalecimiento de los grandes grupos musculares”, algo que no debería ser un problema para las personas que ya llevan un ritmo de vida saludable. Aunque lo importante para empezar es ser consciente de la importancia del deporte y pensar que bajar esos kilos que sobran puede repercutir de manera muy importante en llevar una vida mejor.
Cuidar la alimentación
El último, y quizá más importante, consejo para llevar una vida más saludable comienza por la alimentación. Para dietas específicas de pérdida de peso o de aumento de volumen, lo mejor es consultar con un especialista que pueda aportar una programación de alimentos adaptada a cada persona. En este sentido, todo lo que tenga aspecto de dieta milagro o de remedio casero suele tener poco fundamento científico. Será mucho mejor apostar por una dieta equilibrada y variada, rica en frutas, verduras y legumbres.
Aunque lo más importante de cara al verano, sobre todo si se practica deporte, es aumentar el consumo de líquidos, que es lo que más se pierde por la transpiración debido al calor. Por eso es recomendable beber más agua de lo habitual, aunque no se tenga sed, y aumentar el consumo de frutas de temporada, como el melón o la sandía.