La Policía Nacional ha desarticulado en Cataluña una organización criminal internacional, de origen búlgaro, que se había especializado en la fabricación ilegal de cigarrillos para su posterior distribución a diferentes países de la Unión Europea a través de un entramado de empresas. La operación se ha saldado con 22 detenidos, y se han desmantelado dos centros de producción.
Los arrestados transportaban el tabaco a granel desde Bulgaria y, una vez en España, los transformaban en cigarrillos en dos fábricas que tenían en Cataluña. El líder de la organización había tejido, en paralelo, una red de negocios legal, que se dedicaban a la construcción de viviendas, al transporte por carretera de todo tipo de mercancías y a la compra de empresas en el extranjero.
Elaboración de tabaco ilegal
La investigación arrancó en verano de 2017, cuando la policía tuvo conocimiento de la existencia de un grupo criminal procedente de Bulgaria, organizado para cometer actividades presuntamente delictivas y constitutivas de delitos de contrabando, contra la propiedad intelectual, blanqueo de capitales, pertenencia a organización criminal y contra la Hacienda Pública.
Una de las máquinas para producir cigarrillos / POLICÍA NACIONAL
A raíz de esta información, se inició una operación conjunta que determinó que la organización disponía en España de tres naves industriales. Dos de ellas se encontraban en la localidad barcelonesa de Sant Quirze del Vallés y eran empleadas como almacenes, mientras que la tercera se situaba en Constantí, en la provincia de Tarragona. Esta última albergaba la fábrica ilícita de cigarrillos y en ella se trabajaba por campañas de escasos meses, lo que dificultó su localización.
Red de negocios legales
Para "amparar su actividad criminal", el líder de la organización desarrolló una red de negocios legales en España. Esta persona, unida a otras de su confianza, entre los que se encontraban un español y un moldavo, contaba con más de 200 trabajadores dedicados a la construcción de viviendas de lujo y con camioneros de empresas nacionales e internacionales de logística. Además, había adquirido una empresa de transporte por carretera en Mali y mantenía negociaciones con ciudadanos sudafricanos, lo que pone de manifiesto el especial interés en invertir parte de sus ganancias en África.
La organización empleaba comunicaciones cifradas a través de aplicaciones específicas para dispositivos móviles y, en sus desplazamientos, usaban potentes inhibidores que eran capaces de “barrer” hasta 16 frecuencias distintas, lo que denota la alta especialización del grupo.
Registros
El operativo permitió la detención de 22 personas, desmantelar dos centros destinados a la fabricación clandestina de cajetillas de 13 marcas diferentes de tabaco y la incautación de abundante material para la fabricación de los cigarrillos.
En el momento del registro de la fábrica clandestina, se encontraban en su interior 14 ciudadanos ucranianos y uno procedente de Moldavia. Además, ejercía de encargado o controlador un ciudadano búlgaro.