Las listas de espera no solo se colapsan en los hospitales públicos, tener plaza en una residencia es más difícil cada día. Un tercio de los beneficiaros de la ley de dependencia, unas 73.000 personas, aún no han recibido sus prestaciones a día de hoy.

En la ciudad de Barcelona las esperas son especialmente largas a causa de la falta de lugares disponibles. Según el departamento de Asuntos Sociales indican que 3.164 ancianos y 858 discapacitados esperan conseguir su ayuda residencial en la ciudad condal.

Falta de alojamientos

Hay dos tipos de recursos: el hogar residencial, en el que las personas pueden vivir de forma independiente y las residencias que son la alternativa de ingreso para los casos más graves y que requieren atención constante. Hay casi 500 personas con discapacidad intelectual que esperan para acceder al primer tipo de alojamiento y 212 que deben entrar en una residencia.

La presidenta de Dincat, la federación de entidades que trabajan con personas con diversidad funcional, Rosa Cadenas, expone que “en Barcelona no existe la posibilidad de marcharte de casa porque no quieres vivir con tus padres o porque tu hogar no está adaptado”. En 2018 había 2.217 plazas residenciales para discapacitados en la ciudad, pero para acabar con la espera, deberían aumentar un 40%.

Reivindicaciones

La escasez de recursos afecta a las personas con discapacidad intelectual y también física. Cadenas advierte que hay casos muy complejos, como los afectados por un trastorno de conducta. Explica que el “nivel de agresividad es muy alto si no están bien y la convivencia en casa es complicada. Hay unas 24 personas en esta situación que están a la espera de entrar en un centro especializado.

La lista de discapacitados físicos asciende hasta las 91 personas que necesitan una plaza en una residencia y 30 más para acceder a un hogar adaptado. A pesar de no requerir tantos alojamientos, sufren también la demora. Para acabar con este problema, Dincat reclama que se haga una actualización de las tarifas, que van desde los 1.000 hasta los 3.000 euros mensuales.

Los mayores

Otro factor que también perjudica a la ciudad condal es la falta de alojamientos para ancianos. En 2018 había 14.505 vacantes públicas disponibles para una residencia, pero la lista de espera se eleva hasta las 3.162 personas, según Asuntos Sociales. La presidenta de ACRA, la patronal de las residencias de mayores, Cinta Pascual, afirma que en la capital catalana “se tarda de dos a cinco años en obtener una plaza. Esto se debe al coste de la construcción y los precios de la ciudad. Hacer una nueva residencia cuesta siete millones de euros”.

El Ayuntamiento de Barcelona denunció el año pasado la falta de transparencia del Govern sobre este tema. En un estudio sobre la oferta de recursos residenciales, el consistorio recalcó que de las diez residencias que habían acordado construir, solo se habían creado cuatro. Según Asuntos Sociales, las últimas tres se inauguraron en 2016 y desde entonces, no se han dado alternativas a los afectados.