La esclerosis múltiple es todavía una enfermedad incurable. Pero la investigación médica y farmacológica continúa implementando fórmulas para que esta afectación del sistema nervioso tenga el menor impacto posible en el día a día de los pacientes que la sufren.
Esta patología también es conocida como la enfermedad de las mil caras ya que los síntomas son diferentes en cada paciente. El sistema inmunológico ataca a la capa que recubre las neuronas, conocida como mielina. Ello produce la inflamación de las fibras que componen el mapa nervioso y, como consecuencia, los impulsos eléctricos que circulan por ellas se ven interrumpidos. Esta es la causa que produce temblores, fallos en la visión y diferentes afectaciones de los sistemas de respuesta motora del cuerpo.
El sistema inmunológico contra el nervioso
Es un tipo de trastorno crónico y degenerativo, lo que lleva a que el paciente vaya perdiendo capacidades hasta que la persona acaba por estar completamente impedida. Este sería el caso de María José Carrasco, la mujer que cometió suicidio con ayuda de su marido, Ángel Hernández. Ella sufrió la enfermedad durante 30 años; él la ayudó a morir después de que la mujer decidiera acabar con su vida antes de que lo hiciera la esclerosis. Por ello, Ángel se enfrenta a un delito de asistencia al suicidio que podría condenarle a entre dos y diez años de prisión.
María José Carrasco, afectada de esclerosis múltiple, y su marido, Ángel Hernández
Los expertos en la enfermedad apuntan que es sumamente importante que el equipo médico y, sobre todo, el especialista ayuden al enfermo a entender el proceso que, posiblemente, pase durante su vida. "El paciente se tiene que mentalizar de que va a estar afectado toda la vida y que durante una buena parte de ella, seguramente, necesite un tratamiento mantenido", explica Javier Sotoca, responsable de esclerosis múltiple del Hospital Universitario Mútua Terrassa. Algo que, asegura, "no es sencillo", sobre todo teniendo en cuenta que esta enfermedad suele detectarse de manera mayoritaria en edades tempranas. La edad más frecuente de diagnóstico es entre los 20 y los 40 años.
El tratamiento, un recordatorio constante
Además de enfrentarse a una enfermedad presente durante toda la vida, los que sufren esta patología cuentan con el recordatorio permanente de la medicación. Sotoca asegura que los afectados de esclerosis múltiple prefieren, por lo general, "fármacos que sean fáciles de administrar", como las pastillas o los medicamentos autoinyectables, para que afecten de la forma más leve posible a su día a día. Recientemente, la farmacéutica Merck ha implementado un nuevo fármaco, compuesto por cladribina, que reduce la frecuencia de tratamiento a cinco días durante dos meses al año, lo que ayuda a que el paciente "deje de sentirse un enfermo crónico", en palabras del experto.
Este tratamiento está recomendado para los pacientes de dos tipos de esclerosis múltiple: la intermitente recurrente --la más habitual; entre el 85% y el 90% de los afectados por esta enfermedad se encuentran en este grupo-- y la secundaria progresiva. En ambos casos, el tratamiento se focaliza en reducir la inflamación de sistema nervioso y, así, disminuir la afectación en la movilidad corporal.
'Reprogramar' el sistema inmune
El fármaco de Merck, como la gran mayoría de medicamentos contra esta enfermedad, es inmunodepresor. Es decir, reduce el nivel de defensas del cuerpo ya que estas son las responsables de la esclerosis. Ello puede llevar, sin embargo, a un aumento de infecciones por parte del paciente, algo que no ocurre en la nueva terapia que está siendo investigada en la actualidad por el Hospital Clínic de Barcelona, en colaboración con otros cuatro centros nacionales.
Varias pacientes afectadas de esclerosis múltiple en una sesión de movilidad / LA CAIXA
El tratamiento consiste en aislar un tipo de glóbulos blancos de la sangre del paciente y reprogramarlo para que no reaccione contra la mielina y suprima la inflamación en vez de promoverla. "Este tratamiento va dirigido a un número de células muy concreto", explica Daniel Benítez-Ribas, facultativo de la Sección de Inmunoterapia del Servicio de Inmunología del Hospital Clínic – IDIBAP, "por lo que los posibles efectos secundarios serían mucho menores que los de los inmunodepresores, que afectan a todas las células del organismo".
Estudio en curso
El estudio de esta terapia celular y su posterior ensayo, impulsado por la Fundación Grupo de Afectados de Esclerosis Múltiple (GAEM) y por La Caixa, comenzó en septiembre de 2015. Un total de 12 pacientes, con diferente grado de afectación, han participado en el ensayo y "ninguno de ellos ha tenido efectos adversos", explica Benítez. Asimismo, y aunque no se ha podido comprobar la eficacia clínica del tratamiento, se han conseguido una serie de datos que "apuntan a que realmente se está inhibiendo la respuesta inflamatoria" de la enfermedad y, por lo tanto, muestra signos de ser eficaz. Por ello, la investigación continúa.
La segunda fase de este estudio se centrará en la comparación de dos grupos de pacientes, uno tratado con este nuevo método y otro no. Con ello se demostraría si, realmente, los que son tratados evolucionan de forma diferente --y positiva-- respecto a los que no lo son. Todo ello con un único objetivo: conseguir anotar la esclerosis múltiple en la lista de enfermedades mundiales con cura.