Se acerca ya el mes de mayo, y con él las primeras comuniones. Y aunque pueda parecer sorprendente, a pesar de que las bodas religiosas han caído enormemente, la comunión sigue siendo una tradición muy presente en nuestro país. Tanto es así que en 2016 fue la celebración religiosa más practicada en España.
Aunque con el paso de los años se oficien menos, lo cierto es que el número de niños españoles que la han celebrado nunca ha bajado del 75%. Tan solo lo ha hecho en Cataluña, donde tan solo la mitad de los niños mantienen la tradición, según datos aportados por las 10 diócesis.
¿Cuál es el coste de una comunión en España?
Las comuniones constituyen un negocio que mueve casi 600 millones, según un estudio que una consultora realizó para la Conferencia Episcopal. Esto supone la mitad de lo que representan las bodas. Cierto es que el coste del menú suele ser bastante inferior, pero los complementos y los regalos hacen que la factura aumente de forma más que considerable.
La Federación de Usuarios y Consumidores Independiente (FUCI) ha cuantificado el coste medio de las comuniones en 2.500 euros, y en ciudades como Madrid, Barcelona o Valencia, el precio total podría quedar en unos 3.000 euros entre vestido, reportaje de fotos, recordatorios y banquete.
Expertos en la materia encuentran que se trata, más que de una tradición católica, de un evento social que viene por emulación o mimetismo, ya que es complicado que un niño renuncie a ser menos, a vestirse de forma elegante y ser el protagonista de un día repleto de regalos.
Años atrás, el regalo estrella en las primeras comuniones (que tenían lugar a los 7 años) eran las bicicletas, pero ahora que los niños hacen la comunión sobre los 9 o 10 años, lo que desean es tener un smartphone con acceso a Internet. Para ello recurren a un argumento bastante común: que todos sus amigos y amigas lo tienen ya.
¿Por qué siguen celebrándose las comuniones como toda la vida?
Otras personas expertas en el proceso de secularización acelerada vivida en España a lo largo de los últimos años explican que estas ceremonias se mantienen también por la ausencia de una alternativa de tipo civil, como sí ocurre en el caso de las bodas, donde hay una gran variedad de posibilidades por lo civil.
Aunque hace algún tiempo se pretendió popularizar las comuniones laicas o civiles, lo cierto es que el intento ha sido un fracaso. Dichas ceremonias serían impulsadas por algunos de los que se llamaron “ayuntamientos del cambio”, con el objetivo de transformar las costumbres del catolicismo. Sin embargo, estos actos de tránsito de la infancia a la preadolescencia, como se les denominó, no han despertado el interés esperado.
A los propios defensores del laicismo no les ha quedado más remedio que reconocer que estos ritos alternativos no llegan al centenar en nuestro país. Parece que la opción de vestir a un niño como en una celebración religiosa, pero mientras lo que hace es jurar la Constitución, por ejemplo, no termina de convencer prácticamente a nadie.
¿Qué opciones hay para pagar una comunión?
Así las cosas, parece que todos aquellos que tengan un hijo probablemente tengan que hacer los gastos que supone la primera comunión. Hay familias en las que se llevan tiempo ahorrando para ese gran día, pero en otros hogares prefieren recurrir a la vía de la financiación.
Aunque no se trata de un importe excesivamente grande, se necesitará una línea de crédito de al menos 2.000 euros para la primera comunión del pequeño. Los créditos rápidos en Moneyman son una alternativa excelente, ya que basta con rellenar un formulario online de lo más sencillo para solicitar el préstamo, y una vez aprobado puede estar en la cuenta indicada en tan solo 15 minutos. Hay otra opción también muy interesante que son los préstamos en plazo.es, ya que permite conseguir hasta 3.000 euros, devolverlos en 24 meses y todo ello sin comisión de apertura alguna.
¿Se puede ahorrar a la hora de celebrar una comunión?
Evidentemente hay posibilidades de ahorro a la hora de celebrar una comunión. Por ejemplo en lo relativo a las animaciones, que parecen imprescindibles pero sobre las que se puede hacer algo para disminuir el coste de las mismas. Una posibilidad es recurrir a salones de celebraciones en los que se pague la animación entre todas las comuniones, de forma que el servicio salga bastante más económico.
Y otra opción, nada descabellada, es prepararse la animación uno mismo. Existen muchos juegos muy divertidos que se pueden poner en práctica en la comunión y que no necesitan para nada de la presencia de un animador, como adivinar una canción y cantarla, la competencia de los vasos y los platos o distintos juegos de balón. Incluso siempre puede haber alguien de la familia que sea especialmente divertido y se anime a disfrazarse un rato para entretener a los más pequeños de la fiesta.
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