El arzobispo de Toledo, Braulio Rodríguez, ha admitido el dolor que provocan los casos de abuso sexual a menores en la Iglesia, que considera intolerables, y ha señalado que su solución pasa por mejorar la educación sexual en los seminarios.
Así se ha manifestado en su escrito semanal, titulado Seriedad impecable en una misión de todos: el seminario. En este texto ha dado su punto de vista y ha reflexionado sobre esta polémica que tanto contrastan con la moral y ética que divulga esta institución.
El problema
En su pronunciación, el arzobispo ha señalado que los abusos sexuales a menores pasan por la sexualidad humana, cada vez más necesaria. Una educación que se debe tratar en la formación sacerdotal, tarea de todos. “Un vasto campo de empeño” para la Iglesia que comprende a padres, sacerdotes, colegios católicos con sus profesores y catequistas.
Sobre el acoso sexual, ha dicho que ”duelen mucho los casos de sacerdotes culpables de abusos contra menores. Mucho, porque son intolerables. Pero también duelen posibles acusaciones sin fundamento que hacen sufrir a quienes las padecen, aunque nunca tenemos que olvidar a las víctimas”.
La solución
Rodríguez ha explicado que la solución está en la educación afectivo sexual y, en ese sentido, ha remarcado la exigencia de la selección y de la formación de los candidatos al sacerdocio. Ha recalcado que “no se trata solo de buenas prácticas, sino de las mejores prácticas; no solo de orientaciones, sino de normas precisas".
Asimismo, ha indicado que no es una tarea fácil ya que el desarrollo de la web y de los medios ha contribuido a un "crecimiento notable" de los casos de abuso y violencia perpetrada online. Además, "la educación que reciben en el Seminario no se queda, por supuesto, en el ámbito de lo afectivo sexual, es mucho más rica, es un todo con varias dimensiones", ha señalado el arzobispo de Toledo.
La educación sexual
El prelado ha indicado que la formación no siempre permite desplegar su mundo psicoafectivo, pues "con frecuencia" hay quienes llevan sobre sus vidas la experiencia de su propia familia herida, con ausencia de padres y con inestabilidad emocional. "Por eso, hay que garantizar durante la formación una maduración para que lo futuros ministros posean el equilibrio psíquico que su tarea exige", ha añadido.
"Como toda educación, la afectivo sexual es tratar de hacer salir lo bueno que existe en el ser humano en ese campo de la sexualidad humana, femenina y masculina, y en la que la claridad, el cariño y la fortaleza de la familia es decisiva", ha manifiestado.
Un regalo de Dios
El arzobispo ha subrayado que "la vocación al ministerio sacerdotal es un regalo de Dios a la Iglesia, y, por ello, requiere la participación de todos los cristianos como miembros del Cuerpo de Cristo". Además, ha afirmado que muchas comunidades "solo exigen" buenos sacerdotes, jóvenes y bien formados, pero sin aportar "nada a esta tarea de todos", ni económica, ni de oración, ni de ofrecer esta posibilidad de que Cristo llame a alguno de su parroquia, pueblo o familia.
"Un regalo como esta vocación requiere, por supuesto, personas encargadas de promover y acompañar el proceso del discernimiento y de la madurez. Pero queremos que la responsabilidad del obispo, los formadores y directores espirituales, junto con los profesores, sea apoyada por toda la Diócesis, porque es tarea y misión de todos", ha zanjado el arzobispo de Toledo.