Segundo ataque racista que sufren los denominados menores no acompañados --menas-- en un centro de Canet de Mar en pocos días. Un hombre entró en el lugar armado con un machete el pasado martes, y aunque fue arrestado por la policía minutos después, ahora se encuentra en libertad con cargos por un delito de amenazas. Este suceso se produce después de que vecinos de la localidad del Maresme organizasen una suerte de escrache ante el consistorio para protestar contra la presencia de los jóvenes.
La casa de Colonias Can Brugarolas acoge a 50 adolescentes que han emigrado solos hasta Cataluña, y ahora se encuentran bajo tutela de la Generalitat. Pero los habitantes los acusan de ser responsables de robos y otros actos de delincuencia en el lugar. En noviembre, cuando se inauguró, dos grupos de la oposición municipal, PDeCAT y PP, mostraron su disconformidad ante la apertura porque no se había informado previamente a los vecinos.
"Racismo institucional"
La asociación SOS Racisme ha denunciado que los responsables de este "racismo institucional" arraigado deben ser señalados. "No permitamos la radicalización de la violencia y el odio racista e islamófobo con la infancia migrante", han subrayado a través de un apunte de Twitter.
También la Generalitat los calificó de “xenófobos, racistas e intolerables”. Este miércoles por la tarde, la Secretaria de Infància de la Conselleria d’Afers Socials, Georgina Oliva, lamentó el incidente. “Estos jóvenes hacen una vida normal, estudian e intentan salir adelante con su vida”, remarcó, para criticar acto seguido que un “grupo reducido” de vecinos les acusen “de hechos que no están probados”. También ha pedido “responsabilidad” a las instituciones y partidos políticos para "no romper la convivencia social", y “paciencia” a los ciudadanos.
Llegada de menores
Más de 400 menores extranjeros no acompañados han llegado en lo que va de año a Cataluña. Incluso algunos de ellos se han visto obligados a pasar la noche en alguna comisaría de la policía de la policía autonómica por falta de medios de la DGAIA.
La Generalitat ha descartado cerrar el centro y tampoco prevé instalar seguridad privada, pero sí ha pedido que no se vuelvan a producir incidentes como este, ya que, constata Oliva, los jóvenes viven esta situación con "tensión y preocupación".