El número de denuncias de abusos sexuales a menores en contextos religiosos que se dan a conocer públicamente parece no tener fin. Después de los múltiples casos que apuntan al hermano Andreu Solé, de la Abadía de Montserrat, y de las declaraciones de varias personas --entre ellas, el batería de la banda Els Pets-- que apuntan al rector de Constantí, en Tarragona, el escándalo estalla en una de las escuelas religiosas de mayor renombre de Barcelona.
El Periódico publica la declaración de Jordi, un exalumno del colegio Sant Ignasi que explica que tanto él como su hermano fueron víctimas de abusos por parte de uno de los sacerdotes que ejercían su labor en la escuela. Y asegura que no son los únicos que sufrieron estos comportamientos de tipo sexual por parte de los maestros del centro. "Hay más víctimas".
Los Jesuitas de Sarrià
El Sant Ignasi es un colegio concertado regentado por la orden de la Compañía de Jesús. De hecho, es conocido comúnmente como los Jesuitas de Sarrià, distrito en el que se localiza, y es uno de los colegios de mayor reputación en la capital catalana. En sus instalaciones trabaja el padre Pere Sala, el religioso acusado por Jordi como presunto autor de los abusos que tanto él como su hermano pequeño, Oriol, sufrieron durante la infancia. También señala a otro de los profesores del centro, el padre Lluís Tó, ya fallecido.
Instalaciones del colegio de los Jesuitas de Sarrià / ESCUELA SANT IGNASI
Jordi, de 51 años y que vive actualmente en el Reino Unido, interpuso una denuncia ante los Mossos d'Esquadra a principios del pasado febrero contra Pere Sala, un acto que será repetido por Oriol en los próximos días, según publica el diario catalán. El hermano mayor asegura que ha dado el paso definitivo tras ver el documental Examen de Conciencia, documental de Netflix sobre los abusos sexuales por parte de miembros de la Iglesia católica.
Abusos desde los 11 años
Las declaraciones de Jordi apuntan que el primer religioso que abusó de él fue el fallecido Lluís Tó, cuyo despacho visitaba con frecuencia por su mal comportamiento. Sitúa el primer suceso de este tipo cuando contaba con 11 años: el religioso le castigaba y le golpeaba "con una regla" en diversas partes del cuerpo y, después, le consolaba con caricias. "A veces lloraba y él me abrazaba para consolarme y me acariciaba la zona dolorida. Si me había pegado en el culo, también", atestigua.
La relación con Pere Sala, sin embargo, tenía otra naturaleza menos violenta, según describe el propio denunciante. "Jamás fue agresivo, era como si estuviéramos enamorados", explica Jordi. "Cogía mi mano y la ponía sobre sus genitales para que le masturbara". Explica que estos comportamientos fueron subiendo de tono y, en una ocasión, el jesuita llegó a penetrarle. "Me rogó que no lo comentara con nadie", declara la supuesta víctima. Asegura que estos hechos ocurrieron de forma repetida entre sus 12 y 14 años.
Condena previa
Jordi no fue la primera víctima menor del padre Tó. Este fue condenado, en 1992, por haber abusado de una niña y la congregación le apartó del lugar en el que trabajaba entonces y le envió a Bolivia. Jordi y Oriol aseguran que la escuela recibió varias quejas relacionadas con la pederastia sobre el padre Sala y que la dirección le apartó temporalmente de las clases. Una actitud que la escuela ha negado.
Enric Masllorens, director general de la Fundación Jesuitas Educación, ha declarado que las denuncias de Jordi y Oriol "son las primeras que hemos recibido" contra Pere Sala. También ha admitido que los sucesos serán investigados, siguiendo la directriz que anunciaron a finales del año pasado para destapar los posibles casos de abuso que pudieran haber ocurrido en sus centros escolares.