Los exjugadores de la NBA afroamericanos y los de mayor estatura, en general, mueren antes que los jugadores blancos y los de menor altura, según las conclusiones de un estudio realizado por investigadores españoles y publicado en Applied Sciences. La muerte prematura de varios deportistas retirados de la Asociación Nacional de Baloncesto en los últimos años ha llamado la atención a numerosos colectivos de jugadores, exjugadores y medios de comunicación. Moses Malone (60 años), Darryl Dawkins (58), Jerome Kersey (52), Jack Haley (51), Christian Welp (50) y Anthony Mason (48) son algunas de las estrellas que han sido víctimas de este tipo de muertes. Como resultado, desde 2016 la NBA realiza chequeos periódicos a sus exjugadores.
En este contexto, un grupo de investigadores españoles, entre ellos científicos de la Universdad de Vic-Universidad Central de Cataluña, Universidad Politécnica de Cataluña y el Departamento del Deporte del FC Barcelona, ha analizado el estado de salud de cerca de 4.000 deportistas que participaron en la liga de baloncesto profesional americana desde 1946 hasta abril de 2015. Los resultados permiten inferir que la estatura y la etnia son factores que influyen en el índice de mortalidad.
El 'efecto del trabajador saludable'
Entre los factores que pueden intervenir en estas diferencias, el estudio apunta que, en el caso de los jugadores afroamericanos, el 'efecto del trabajador saludable' tiene un alto peso. Esto consiste en la tendencia de la población activa y empleada a mostrar índices de mortalidad más favorables que la población general, según explican los investigadores. Asimismo, también destacan la hipótesis de la brecha salarial como factor que podría explicar las cifras de mortalidad.
Pelota de baloncesto de la NBA / UNSPLASH
A la vista de los resultados, los investigadores pretenden que este estudio sea útil a la hora de diseñar estrategias en planes de salud y en los criterios de destinación de recursos en relación a políticas sanitarias. En el caso de la estatura, “un factor de riesgo claramente identificado”, el estudio “puede ayudar a implementar acciones concretas de prevención y monitorización”. En cuanto a la etnia, los resultados “pueden contribuir a dilucidar si existe, además de los factores socioeconómicos, algún tipo de causa relacionada con la morfología del corazón”, apuntan los científicos.