Las ciudades se han convertido en unos espacios donde tanto la flora como la fauna autóctona han sido apartadas para construir las urbes. Es difícil encontrar ejemplares representativos, ya que muchas de las plantas que hay ahora se utilizan como elemento decorativo del paisaje urbano, así como la presencia de seres humanos ha hecho que desaparezcan la gran mayoría de animales. Barcelona no es una excepción, pero la intención de recuperar la biodiversidad propia de la zona ha hecho que se planteen iniciativas en la búsqueda de nuevos espacios con el objetivo de devolver a las especies su hábitat.
La sierra de Collserola, con más de 8.000 hectáreas, es lo más remarcable dentro del paisaje de Barcelona. A ello se le suman los ríos y el mar, que completan el entorno natural de la ciudad. Los parques que hay por la ciudad, como el de Montjuïc, con los acantilados presentes en el Inventario de Espacios Geológicos de la Generalitat de Cataluña, los Tres Turons o el Parque de la Ciutadella, son lugares en los que todavía hoy se pueden encontrar ejemplares de la zona.
La fauna de Barcelona
Los vertebrados son el principal grupo de animales que se pueden ver en Barcelona, sumando más de cien especies autóctonas que se encuentran inventariadas. Los pájaros son los más comunes, con 75 ejemplares diferentes registrados. Algunas de estas especies están protegidas por la ley. Además, también hay colonias de animales que son cuidadas y mantenidas, como las de erizos que hay en el Parque Zoológico o varias especies de murciélagos.
Patos en un parque de Barcelona / PIXABAY
En Barcelona se encuentran algunas especies de aves que constituyen una aportación importante a la avifauna de Cataluña: garza real, ballestero, halcón peregrino, y gralla. Otras aves relevantes son los búhos y los cernícalos. La avifauna de invierno y la de primavera son diferentes, lo que señala la buena capacidad de acogida que tiene la ciudad; además Barcelona es lugar de paso de aves migrantes. A ello se le suma la fauna acuática que hay tanto en el mar como en los pocos estanques naturalizados con los que cuenta la ciudad. La capital catalana también sufre problemas de especies invasoras o control de poblaciones, como la cotorra de Kramer, el ruiseñor de Japón, la tortuga de Florida o la gambusia.
La flora de Barcelona
Aunque esté más visible y accesible, la flora autóctona de Barcelona es difícil de diferenciar debido al gran número de especies que se han plantado por la jardinería. Este peligro no existe en los propios parques y jardines porque son espacios artificiales sometidos a un mantenimiento constante que permite controlar o eliminar las plantas consideradas invasoras. Desde el propio Ayuntamiento dicen que, debido al cambio climático, habrá que adaptar los espacios verdes de la ciudad a nuevas plantas que se adapten mejor a las condiciones climáticas.
Parque de Barcelona / PIXABAY
Los parques y jardines de Barcelona son uno de los grandes valores que tiene la Ciudad Condal, ofreciendo tanto a sus ciudadanos como a turistas y visitantes un espacio en el que alejarse de la gran ciudad. Estos sitios, además, son claves para mantener también la fauna en la capital. Las superficies verdes cuentan, sobre todo, con un amplio espacio para el arbolado. Sin embargo, para disfrutar de la flora en su conjunto, el espacio ideal es el Jardín Botánico, en el Museo de Ciencias Naturales de Barcelona en Montjuïc. Este espacio, al que se puede acceder tanto en transporte público como privado, se encuentra abierto desde las 10 de la mañana hasta las 20 horas en verano, variando el horario y adaptándose a las horas de sol en invierno para cerrar a las 17 horas. La entrada tiene un precio de 3'50 euros, aunque la mejor oferta es con acceso al museo por 7 euros.