Así era Sota, la perra abatida por un agente de la Guardia Urbana de Barcelona el martes. Las redes sociales estallaron ayer miércoles en un agrio debate entre animalistas y policías, con reproches cruzados, sobre la actuación policial que acabó con la muerte de un can de una persona sinhogar abatida de un disparo en la zona de Gran Via y Plaza de España tras morder a un agente.

El Ayuntamiento de Barcelona informó ayer que la intervención policial tuvo lugar cuando una patrulla del distrito de Sants-Montjuïc se cercioró de la presencia de un "perro desatado, sin bozal y, aparentemente, de una raza peligrosa". Acto seguido los agentes pidieron al dueño del animal que lo atara, con arreglo a la Ordenanza Municipal de Protección, Tenencia y Venta de Animales.

"En el transcurso de la actuación policial, uno de los agentes fue mordido en el brazo. El efectivo tuvo que utilizar su arma para protegerse. Posteriormente, el mismo agente fue agredido en la cabeza con un patinete", agregó ayer el Ejecutivo local de Barcelona en Comú (BComú).

En defensa propia

Defendió también el gobierno municipal que encabeza Ada Colau que "el propietario del perro fue detenido por estos hechos. El agente, como consecuencia de la agresión, tiene una contusión en la frente y una ruptura dental". Siguiendo el protocolo, Jefatura de la Urbana abrió una investigación ayer mismo que comanda la Unidad de Deontología y Asuntos Internos (Udai). Ante de conocerse los resultados de las pesquisas, el consistorio insistió en que "habida cuenta de que el agente ya había sido mordido por el perro y ante un nuevo ataque, la conclusión es que el efectivo actuó en defensa propia y que no le quedó otra opción".

Imagen de 'Sota', perra abatida por la Guardia Urbana en Barcelona / CG

Imagen de 'Sota', perra abatida por la Guardia Urbana en Barcelona / CG

Por contra, la oenegé Vigilancia Solidaria respondió que "conocía perfectamente el caso" de Sota y su dueño, que está detenido por agredir a los agentes. "No mendigaba con el perro, algo prohibido, sino que vendía pulseras. No pedía ni comida ni bebida: solo esperaba poder abrir su tienda", explican. Agregan que "denuncian numerosos casos de abuso de perros para mendigar", pero que no era el caso del animal, que "estaba bien cuidado". Según ellos, la muerte del animal "ha destrozado a su dueño, que no era amigo de la policía pero ni violento ni borracho o drogadicto".

Denunciarán

En el contexto de un debate subido de tono en las redes sociales entre defensores de la proporcionalidad de la actuación policial y entidades animalistas, Vigilancia Solidaria aporta su versión. "Monitorizamos a diario los sinhogar de la zona de Sants-Montjuïc. Sota era un animal con collar, no peligroso y muy joven, de apenas año y medio. Su dueño, extranjero y joven, lo llevaba consigo tras vivir en distintas casas okupadas. Era tan poco problemático que se apartaba de las zonas dominadas por los clanes rumanos de la mendicidad porque no quería problemas", han indicado.

Imagen de 'Sota', la joven perra abatida por la Guardia Urbana en Barcelona el martes / CG

Imagen de 'Sota', la joven perra abatida por la Guardia Urbana en Barcelona el martes / CG

Siempre según su opinión, la Guardia Urbana "debió llamar a la Unidad Canina, que para eso existe, o utilizar instrumentos utilizados en las perreras para animales alterados. Abatir a la perra no fue proporcional". Indican que interpondrán hoy denuncia penal contra el cuerpo local de seguridad a la vez que exigen una investigación interna "completa y que depure responsabilidades".

Imagen de la perra 'Sota', ya abatida por la Guardia Urbana tras morder a un agente en Barcelona / CG

Imagen de la perra 'Sota', ya abatida por la Guardia Urbana tras morder a un agente en Barcelona / CG

Preguntados sobre el dueño del animal abatido, admiten que tenía antecedentes. "Sí, era un antisistema. Pero no era violento. Pertenecía a la tribu urbana hippy. No era alcohólico ni tenía un problema de adicción. Se llevaba bien con los vecinos, que le bajaban agua o comida. Él solo las aceptaba a cambio de pulseras echas a mano, que era su oficio". Aunque hacen hincapié en que las ordenanzas municipales prohíben la mendicidad con animales, señalan que, por un lado, el detenido, a quien redujeron los agentes, no pedía dinero. "Y dos, aunque lo hubiera hecho, que no es el caso, pedir dinero con animales es una multa administrativa, no un decomiso o el uso de una arma reglamentaria. Nosotros lo sabemos muy bien, pues colaboramos a diario con la Guardia Urbana para evitar la explotación de perros para mendigar", remachan desde Vigilancia Solidaria.