El Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) ha aprobado crear un nuevo juzgado de instrucción en servicio de guardia para enjuiciar en exclusiva delitos leves en Barcelona, especialmente para abordar la problemática de los hurtos, que han aumentado este año un 22,7% en la ciudad, según datos del Ministerio del Interior.
El Tribunal Superior de Justicia de Catalunya (TSJC) y la conselleria de Justicia de la Generalitat deberán concretar cómo se pone en marcha este juzgado, que está previsto que sea efectivo el 1 de enero de 2019, según publica este viernes La Vanguardia.
Financiación de la Generalitat
Según fuentes judiciales, para que este juzgado sea una realidad la Generalitat deberá aportar la dotación económica correspondiente, un tema que se abordará en la próxima reunión entre la conselleria de Justicia y el TSJC, prevista para el 17 de diciembre.
La Comisión Permanente del Consejo aprobó crear este nuevo juzgado, destinado en exclusiva a enjuiciar delitos leves --en su mayoría hurtos--, el 22 de noviembre, y pidió comunicarlo al TSJC, a la Fiscalía Superior, a la jueza decana de Barcelona, al Ministerio de Justicia, a la Generalitat, al Colegio de la Abogacía de Barcelona (Icab) y al Colegio de Procuradores de Barcelona.
Retraso de los juicios
La juez decana de Barcelona, Mercè Caso, ya advirtió antes del verano de que los juicios por delitos leves inmediatos, principalmente por hurtos, se estaban retrasando hasta ocho meses en la capital catalana pese a que la ley fija un plazo de ocho días para señalarlos, y lamentó que existía el riesgo de que muchos prescribieran.
La juez explicó que se celebran una media de 30 juicios al día por estos delitos, pero que no es posible absorber el gran número de procedimientos que llegan a los juzgados, por lo que pidió crear un nuevo juzgado de guardia que ayudara a mitigar la situación.
Complicación de la persecución
La problemática de los hurtos en Barcelona se ha agravado desde la última sentencia del Tribunal Supremo sobre esta cuestión. El alto tribunal consideró que no era posible perseguir como delito menos grave de hurto cuando un mismo autor había sido condenado por tres o más sentencias firmes, como se hacía antes.
Como consecuencia, los delincuentes que se dedican al hurto de forma profesional ya no pueden ver agravada su situación por ser habituales, al ser solo juzgados por cada delito por separado.