Los trabajadores de hospital Vall d’Hebron de Barcelona tienen derecho a un beneficio social histórico: dejar a sus hijos menores de tres años en la guardería que opera dentro de las instalaciones mientras dura su turno de guardia. La escuela infantil está abierta desde hace más 40 años y ha conseguido sortear los recortes de la crisis. Pero ha sido precisamente el cambio de gestión que se aprobó para este fin el que ha generado una nueva polémica en el sector sanitario con el Institut Català de la Salud (ICS) como centro.
El foco está puesto en el contrato que se firmó en mayo de 2013 entre el entonces gerente de la institución sanitaria, Joaquim Casanovas Lax, y los representantes de la Asociación de l’Escola Bressol Vall d’Hebron (AEBHVH). Esta entidad se creó ad hoc para garantizar que no se cerraba el espacio y la firma del documento implicó acabar con un conflicto laboral en el hospital.
Protestas de trabajadores
La dirección del centro había comunicado meses antes que en el marco del ajuste de gasto que debía ejecutar ponía a revisión todas las ayudas que otorgaba. Una de las que cayó en estos recortes fue, precisamente, el apoyo económico que se brindaba para poder contratar al personal de la guardería. Y sin la subvención, su continuidad quedaba en el aire.
Reivindicar que el centro no se cerrara fue una de las demandas de las sucesivas protestas que tuvieron lugar en el hospital entre finales de 2012 y principios de 2013. La negociación que se inició entre los representantes sindicales y la gerencia dio lugar al modelo de cesión directa de la guardería. Se firmó en mayo, sin ningún concurso público mediante.
Contratación de personal
La presidenta de AEBHVH, Carolina López, afirma que no se abrió ninguna licitación porque lo único que se dejó a manos de esta Asociación de Madres y Padres de Alumnos (AMPA) fue la gestión del centro. Explica que no tienen ánimo de lucro y que todo el dinero que entra de las familias de los pequeños y de los socios de la organización va directo a sufragar los “gastos de docentes y del personal que trabaja aquí”. Como los responsables del servicio de limpieza o los del comedor.
Señala, asimismo, las particularidades de la guardería: “No es un centro privado, está abierto a todas las madres y padres de bebés que trabajen en Vall d’Hebron”. Sus especificidades llegan al extremo de que se permite la entrada de niños y niñas a medio curso o que sólo vayan a la guardería según qué días de la semana, sin la continuidad del curso escolar como tal. “Nos adaptamos a los turnos de trabajo del hospital”, indica López, que también forma parte de la sección sindical de UGT del centro.
80 pequeños y unos 15 profesores
Afirma que actualmente trabajan en esta escoleta una quincena de profesionales y que el número de alumnos varía, aunque suele estar entre cerca de los 80 pequeños. “Entran desde bebés y las plazas se crean a medida que se nos piden”, puntualiza.
La gestión económica la llevan de forma interna y dan cuenta de los cierres de ejercicio a los miembros de la asociación. No al hospital, que únicamente “se hace cargo de los consumos de agua, electricidad y gas”, señalan fuentes cercanas a la dirección de Vall d’Hebron.
Reparto de obligaciones
Los mismos interlocutores puntualizan que la “cesión y uso del espacio” por parte de la guardería “no tiene ningún coste para la asociación durante un período de 15 años”. Así se estipuló en el convenio de cesión directa que se firmó en 2013. También se dejó por escrito que cuando venza este plazo, se podrá prorrogar “en periodos de tres años”.
¿Qué compromisos asumió la organización de trabajadores que está al frente de la guardería? En el documento que se rubricó se estipula que debe “cumplir todos los requisitos legales” que marque la legislación autonómica para prestar el servicio en condiciones; que la actividad se genere sin “ánimo de lucro”; que dé servicio sólo a los hijos de trabajadores del hospital y que declina “ceder o subcontratar a otra entidad el desarrollo de la actividad, sin perjuicio de los trabajadores que deban contratar para su prestación”.
Cumplimiento normativo
Además, reconoció que sufragaría todas las “actuaciones necesarias” que se requieran en el espacio a lo largo de la concesión. Tanto en el ámbito de la seguridad como del cumplimiento de otro tipo de normativas, como las laborales que afectan al profesorado y otros empleados de la guardería. Ninguno de ellos es considerado como personal del centro sanitario catalán.
Los críticos con este modelo de gestión señalan que, de entrada, no está claro quién asume las responsabilidades de la guardería por las especificidades del modelo de gestión que se eligió. Fuentes del ICS aseguran que no pueden intervenir ni controlar ni siquiera los ingresos y los gastos de la asociación, ya que se trata de unas obligaciones que ha cedido.
Tesorería y seguimiento
Hay quejas en el hospital de la “poca profesionalidad” con la que se dirigen estos capítulos. La presidenta del AMPA manifiesta que se ha nombrado a una persona responsable de la tesorería y que también cuentan con el apoyo de una gestoría externa para controlar cuestiones como la emisión de las nóminas de los trabajadores y otras gestiones más laborales.
Sí que en el mismo contrato de cesión se determinaba la creación de una “comisión paritaria de seguimiento y evaluación del acuerdo” con representantes de todas las partes. Tanto del ICS como de la gerencia de Vall d’Hebron y los miembros de la asociación. Las bases marcaban que se debía reunir una vez al trimestre y desde el centro aseguran que todos los términos del acuerdo “se han cumplido hasta ahora según lo estipulado por el convenio”. Aunque otras voces más críticas con la gestión de la guardería aseguran que la mesa se constituyó a principios de este curso escolar.
Por todo ello, exigen una mayor transparencia entre los gestores de la guardería del mayor centro sanitario de Cataluña.