Bien es sabido que para manipular los alimentos con seguridad hay que lavarse las manos previamente, pero ¿por qué es tan importante? ¿Es lo único que hay que hacer para asegurarse de que los alimentos que se consumen son seguros? Manipular los alimentos con seguridad es importante para todo el mundo sin importar la edad. Y es que una buena seguridad alimentaria consigue que los alimentos se mantengan más frescos y sean más nutritivos, reduce su desperdicio y evita intoxicaciones alimentarias.
Para concienciar a la población sobre este asunto, la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA) ha publicado una pequeña guía con los cuatro pasos a seguir para asegurarse de que los alimentos que se consumen son completamente seguros.
Separar, limpiar, cocinar y enfriar
- Separar. Este proceso comienza en el supermercado. Hay que colocar las frutas, vegetales y la carne de vacuno, la de ave y los mariscos crudos en bolsas separadas para que sus jugos no entren en contacto con otros productos durante el tiempo que están en el el carrito de la compra. Y al llegar a casa, hay que mantenerlos separados para evitar la contaminación cruzada.
- Limpiar. Hay que lavar las frutas y vegetales con agua fría. No hay que olvidarse de enjuagar las que tengan piel o cáscara antes de cortarlas. Si en la piel hay gérmenes causantes de enfermedades (bacterias o virus) y son cortadas con un cuchillo, éste puede transmitir los gérmenes a la fruta o el vegetal.
- Cocinar. Hay que prestar especial atención a la temperatura, comprobar que los alimentos estén cocinados a una temperatura interna segura antes de comerlos. ¿Y cuál es su temperatura correcta? Este es un repaso rápido: la carne de ave debe cocinarse a unos 74 grados; la carne picada, las mezclas de carne y los platos con huevo deben cocinarse a unos 71 grados; la carne de vacuno, de cerdo y el jamón deben cocinarse a unos 63 grados y dejarla reposar por tres minutos; el pescado y los mariscos deben cocinarse a unos 63 grados.
- Enfriar. Es importante meter en el frigorífico o en el congelador la carne de vacuno y la de ave, los huevos, los mariscos y otros productos perecederos no más de dos horas después de haberlos comprado o cocinado (o una hora si la temperatura ambiente está por encima de los 30 grados). Y nunca descongelar los alimentos en la encimara de la cocina. Para descongelarlos utilizar sólo el frigorífico, agua fría o el microondas.