Cada día son más. Y el fenómeno no para de crecer. Tanto, que en inglés hace tiempo que tiene su propio nombre: ridesharing. O lo que es lo mismo, compartir trayecto en el coche. Esa es la fórmula elegida por millones de particulares para hacer sus viajes abaratando costes. Conductores y pasajeros que contactan entre ellos para hacer sus desplazamientos de forma conjunta. Y todo, de forma bien sencilla: con una simple búsqueda en sus smartphones. El boom de la economía colaborativa ha llegado para quedarse en el ámbito de la movilidad. Y, en España, quien se está llevando la mayor parte del éxito es la aplicación de una empresa francesa que actúa como intermediaria: BlaBlaCar.
Esta compañía, que opera en 22 países, ha experimentado un crecimiento espectacular desde sus orígenes en 2006. En la actualidad, cuenta con 65 millones de usuarios en todo el mundo, cinco de ellos en España (la gran mayoría, en Andalucía y Madrid). Algo que le ha permitido alcanzar la rentabilidad a nivel global. La cifra de pasajeros representa la mayor parte de ese total: 50 millones. Según últimos sus datos, su actividad ha aumentado, además, un 40% respecto al mismo período de 2017. En nuestro país, uno de los "más relevantes", según afirman, el crecimiento interanual ha sido del 25% en los tres últimos meses.
Coche de promoción de Bla Bla Car
Ahorro de costes
¿Cuál es la clave de su éxito? Sin duda, el ahorro de costes tiene un peso importantísimo. Especialmente, para aquellas personas que desean moverse en coche sin tener que comprarse uno, costear su mantenimiento --seguro, impuestos, reparaciones, ITV...--, ni tener que usar otros medios cuando el tren, el autobús o el avión no están tan al alcance. Pero también para los conductores, que se prestan a hacer sus trayectos de forma conjunta porque, con lo que cobran, pueden cubrir el precio de la gasolina, los peajes y la parte proporcional del seguro, impuestos, depreciación y mantenimiento. El ánimo de lucro no les está permitido. BlaBlaCar, que se define como una red social, recomienda una aportación por usuario y viaje de 0,06 euros por kilómetro.
La fórmula para que las partes interesadas se pongan de acuerdo es muy fácil. A través de la aplicación, el conductor anuncia su recorrido, la hora en que lo hará, y el precio. Si coincide con lo que busca el pasajero, éste solo tiene que hacer su reserva y el pago online. Así de fácil. La plataforma fija márgenes para evitar que los costes sean abusivos, y percibe una comisión en concepto de gastos de gestión de la app, la web y el equipo de atención al usuario. En total, cuenta con 350 empleados en ocho oficinas internacionales. En la plataforma, conductores y pasajeros pueden indagar su grado de fiabilidad en función de sus minibiografías y de las recomendaciones y opiniones de otros usuarios. La comunicación entre ellos se establece antes del viaje.
"Algunos se han subido al carro"
El perfil de sus usuarios es muy variado. Abundan los jóvenes, pero también hay jubilados. "Yo empecé a utilizar BlaBlaCar hace un par de años como pasajero. Desde que me compré un coche en diciembre, lo he compartido como conductor", explica Javi García, de 35 años y vecino de la provincia de Girona. En general, ha utilizado el servicio cubriendo trayectos entre ciudades catalanas, "de entre una hora y una hora y media", aproximadamente. "Para ir de Barcelona a Tarragona, por ejemplo, pagaba unos 7 u 8 euros. Un precio como el del tren, pero es más cómodo", explica. Lo único que lamenta es que "al principio los precios eran un poco más baratos. Ahora algunos se han subido al carro, y por recorridos similares piden 12 euros. Es una pena. Si no puedes elegir a otro, al final lo acabas aceptando".
La practicidad suele ser el motivo por el que muchos optan por este medio de transporte. Eduardo Herranz, vecino de Burgos, admite que ha recurrido a él un par de veces para viajar a Barcelona. "Me sale más barato que el avión, que además me queda lejos, y es más descansado que otros transportes. Además, por horarios, solo podía hacerlo así: ni con el tren, ni con el bus. O cogía mi coche, o no había otra", explica. Los viajes suelen ser compartidos con otras dos o tres personas, aparte del conductor. "Por el camino, recogimos a una persona en Logroño y a otra en Zaragoza", recuerda.
Miembros del equipo de Bla Bla Car
"Unos duermen, otros hablan..."
Alejandro Domínguez es un usuario más experimentado. Empezó a usar BlaBlaCar "hace 6 o 7 años", y desde hace tiempo le sirve para costearse algunos de sus viajes como conductor. Es lo que suele hacer cuando se desplaza de Valencia a su pueblo, en Águilas (Murcia). "Al final acabo cobrando 19 o 20 euros, eso es lo que me llega a mí. El precio es el que me recomienda la compañía". Hace cuatro paradas. Y cada pasajero paga su parte.
Domínguez explica que, alguna vez, ha repetido su trayecto con la misma persona. Y, como suele decirse, cada persona es un mundo. "Algunos entran al coche y se duermen, otros se ponen a llamar por el móvil, y con otros hablamos. Normalmente, de cine, deportes, de lo que estudian, de dónde son...", dice. Un estudio realizado entre 1.300 usuarios españoles revela que la mayoría de charlas suelen versar sobre trabajo (el tema sale en un 77% de los casos), viajes (76%), música (45%), relaciones personales o familiares (43%) y gastronomía (40%).
Carlos Orquín también conoce Blablacar desde 2012. Y siempre, para hacer trayectos largos "de dos o tres horas" como pasajero. "La aplicación ha mejorado mucho. Puedes ver opiniones sobre los conductores, es como una especie de Tripadvisor en ese sentido. Si las que tienes son negativas, no te aceptan como pasajero ni como conductor", detalla. "Me consta que hay gente que tuvo malas experiencias y la compañía intermedió. Si detectan malas prácticas, te pueden borrar la cuenta", añade.
Joven acosada
A pesar de ello, y aunque en general la opinión de los usuarios suele ser buena --según datos de BlaBlaCar, nueve de cada diez la valoran positivamente--, a veces se producen problemas y vivencias desagradables. El pasado mes de julio, por ejemplo, una usuaria denunció haber sido víctima de un caso de acoso durante un viaje de Madrid a Valencia. Su narración en Twitter ponía los pelos de punta: viajó con tres hombres y, el que se sentaba a su lado en el asiento trasero, la intimidó y asedió durante todo el trayecto, llegando a decirle que eran unos psicópatas y que iban a secuestrarla. Al conocer el caso, la compañía lamentó lo sucedido, y contactó con las partes para tomar "las medidas necesarias". "Te podemos asegurar que cuando detectamos que un usuario no cumple con nuestras condiciones generales de uso, no se le permite volver a usar nuestra plataforma", respondieron a través de esa misma red social. Días después, desde BlaBlaCar anunciaron que el conductor sería dado de baja de forma inmediata.
Cuatro personas comparten coche vía Bla Bla Car
Problema en la frontera
También se han producido situaciones inesperadas. Como la de Andrea, un joven conductor que fue condenado a 9 meses de prisión y a pagar 24.000 euros de multa en Italia por trasladar desde Francia a dos inmigrantes sin papeles, que fueron descubiertos en la frontera de Mont Blanc. Le acusaron de "complicidad" con ellos para introducirlos en el país, aunque él sostiene que desconocía por completo la situación de ambos. Andrea acusó a la compañía de no comprobar si sus clientes tienen sus papeles en regla. Mientras que ésta recordó que los conductores son responsables de sus pasajeros y de los riesgos en viajes transfronterizos. Y que son ellos los que deben asegurarse de que tienen un documento válido.
Sea como fuere, el fenómeno del carsharing ha logrado consolidarse en toda Europa, compartiendo el éxito de otras plataformas con servicios y modelos de negocio muy diferentes, como Cabify, dedicada al alquiler de coches con chófer. Pero mientras éstas han tenido algunos problemas con la justicia por acusaciones de competencia desleal por parte del gremio de taxistas, a BlaBlaCar no le ha ocurrido lo mismo.
En 2017, el juzgado mercantil número 2 de Madrid desestimó una demanda en este sentido interpuesta por la patronal de autobuses Confebús, al considerar que no es una plataforma para organizar el transporte, sino "para poner en contacto a particulares que quieren realizar un viaje juntos y compartir gastos". El juez Andrés Sánchez Magno, el mismo que en 2014 había condenado a Uber en España, consideró en su sentencia que, en este caso, al no haber conductores contratados, se pagaba por el coste del viaje.
El responsable de BlaBlaCar para España, Alemania y Portugal, Jaime Rodríguez de Santiago, destaca el hecho de haber alcanzado la rentabilidad porque, a su juicio, "significa que unicornios como BlaBlaCar pueden generar modelos de crecimiento sostenibles".