Eneko Atxa es el chef del restaurante Azurmendi, uno de los pocos establecimientos en el mundo que ha llegado a lo más alto desde el punto de vista gastronómico. Es decir, ha conseguido las tres estrellas Michelin. Pero este fin de semana está en el ojo del huracán por las condiciones en las que viven los becarios que trabajan en una de las cocinas consideradas con mayor nivel y más sostenibles del mundo. Un nuevo caso de explotación laboral en la alta restauración que ha destapado El Confidencial.
Una de las tres habitaciones para 'stagers' de Azurmendi / EL CONFIDENCIAL
Los 36 estudiantes sin salario que aprenden junto a Atxa viven en tres habitaciones de tan sólo 20 metros cuadrados cada una de ellas. Con seis literas alineadas y taquillas para guardar sus enseres personales, duermen 12 personas en cada cuartos.
Condiciones poco higiénicas
Explican que hace calor y hay mucha humedad. Que las condiciones higiénicas son mejorables por la ropa sucia y las bolsas de comida que están esparcidas por el suelo y debajo de las camas. Comparten una cocina, un solo baño y dos lavadoras y dos secadoras (aunque sólo funcionan una de cada), hecho que provoca que las colas estén en el orden del día.
No cobran, pero explican que sus jornadas laborales en algunos casos llegan a las 17 horas. Todo ello, para realizar alguna de las labores de menor valor añadido en el proceso de preparación de un menú degustación que cuesta 220 euros sin maridaje de vinos.
Debate
El Azurmendi se añade de esta forma a la lista de establecimientos de alto nivel con un trato laboral mejorable para sus becarios. Aunque en este caso ha sorprendido aún más por el discurso humanista de su chef estrella, que defiende el respeto al medio ambiente, al crecimiento sostenible y en el cuidado de las personas. Además de reivindicar la conciliación familiar de los trabajadores que forman parte del establecimiento.
El pasillo y la hilera de taquillas para 'stagers' del Azurmendi / EL CONFIDENCIAL
La polémica reabre uno de los debates que estuvieron en el orden del día hace aproximadamente un año en España sobre las condiciones de los stagers. De si era de recibo las prácticas no remuneradas para poder mantener el precio de los menús, que en establecimientos del mismo nivel en otros países de Europa y EEUU duplican y triplican los 220 euros que se paga por la propuesta de Atxa.
Aunque hubo coincidencia de que la explotación laboral nunca puede formar parte de la ecuación.