Situada en el Pirineo occidental y con una superficie de 633 kilómetros cuadrados, la Val d’Aran es un territorio donde encontrar todas las formas de ocio que un destino de montaña puede ofrecer durante las cuatro estaciones del año. Su privilegiado entorno natural, su localización y su relieve, “favorecen la existencia de un clima, de una fauna, de una flora y de paisajes variados y singulares”, tal como detalla la Agencia Catalana de Turismo. A lo que hay que añadir una historia única que tiene su máximo exponente en una lengua propia: el aranés.

Destino de naturaleza y turismo activo por excelencia, más del 30% de su territorio se encuentra por encima de los 2.000 metros. La Val d’Aran, que ostenta el certificado Biosphere, ofrece paisajes únicos y diversidad de ecosistemas que lo sitúan como uno de los territorios más ricos en fauna y flora de los Pirineos. Los senderos guiados y el parque de animales Aran Park posibilitan observar toda esta biodiversidad, que se transforma en función de la temporada.

Un destino para todo el año

En invierno ofrece un marco incomparable para los aficionados a la nieve. Baqueira Beret, considerada por muchos como la mejor estación de esquí de los Pirineos, ofrece 156 kilómetros de pistas donde disfrutar de este deporte en todas sus modalidades. Para los no esquiadores o para complementar una jornada en la nieve, el entorno de la Val d’Aran permite realizar otras muchas actividades como excursiones en motos de nieve, en raquetas, en trineo con perros o con caballos... Las opciones de ocio son innumerables en la Val d’Aran.

Niño esquiando en Baqueira Beret / PIXABAY

Niño esquiando en Baqueira Beret / PIXABAY

El resto del año se puede disfrutar del Parc Nacional d’Aigüestortes i Estany de Sant Maurici, con cimas de más de 3.000 metros, más de 200 lagos de montaña, cascadas espectaculares, senderos señalizados para todos los niveles, paseos a pie o en bicicleta y una gran variedad de actividades relacionadas con el agua y la naturaleza.

Arte y gastronomía

La riqueza artística que acoge la Val d’Aran es uno de los tesoros mejor guardados de los Pirineos. Resguardado durante siglos, este valle tiene un patrimonio artístico completo y variado. Completo porque dispone de magníficos ejemplares estilísticos de todas las épocas; variado porque la producción artística aranesa abarca todos los géneros y disciplinas (arquitectura, pintura y escultura, en piedra y en madera), ejecutadas cada una de ellas a veces con exquisita maestría y otras con entrañable ingenuidad.

La gastronomía ocupa también un lugar destacado en la Val d’Aran. Con sus más de 180 restaurantes, anima a degustar tanto platos tradicionales, entre ellos la òlha aranesa, patés o estofados de carne de caza, elaborados con productos autóctonos; como la cocina de tendencia con ingredientes como el pato, cocinado de cien formas diferentes, el esturión o el caviar. Y todo macerado con el saber y la cálida hospitalidad de los araneses.