El radar de la Ronda de Dalt pone una media de 50 multas por exceso de velocidad al día. Se trata del control que hay en el tramo entre la plaza Karl Marx y el Nus de la Trinitat. Cuando empezó a funcionar el 1 de febrero de 2016, los vehículos detectados a una velocidad superior a la permitida –60 kilómetros por hora– eran muchos. Ahora, el número se ha estabilizado en una cincuentena.
En esa parte de una de las principales vías de entrada y salida a Barcelona, circulan entre 105.000 y 107.000 automóviles diarios, lo que significa que hay uno multado de cada 2.000. La proporción es “baja”, según el intendente adjunto de la División de Tráfico de la Guardia Urbana, Carles Reyner. En una entrevista en la ACN, asegura que el objetivo es “llegar a cero”.
Evitar frenazos bruscos
Todo ese recorrido es potencialmente peligroso y conflictivo, explica Reyner. Es necesario que los conductores que circulan por esa vía moderen la velocidad con tal de “evitar frenazos bruscos”. De hecho, los accidentes en ese tramo están causados principalmente por no respetar la distancia de seguridad, por distracciones y por exceso de velocidad.
Este es uno de los métodos con los que la Guardia Urbana trata de controlar uno de sus principales objetivos: que se respeten los límites de velocidad en las carreteras del Área Metropolitana de Barcelona (AMB).