Barcelona es, desde hace años, uno de los principales atractivos turísticos del país y ello incide en el aumento de precios tanto de las actividades orientadas a los visitantes como en el día a día de la ciudad. Sin embargo, todavía existen alternativas para aquellas personas que deseen disfrutar de la capital catalana con un presupuesto limitado.
El verano es, sin duda, la época en la que más crece la actividad urbana gracias a la cantidad de eventos populares y culturales que llenan los rincones de la ciudad, de norte a sur y de mar hasta la montaña. Y lo mejor: muchos de ellos son gratuitos (o casi).
Una tarde cultural
En las laderas de Montjuïc, se encuentra uno de los festivales típicos de la época estival barcelonesa: el Brunch in the Park, heredero del Brunch Electronic que vive este año la que se ha anunciado como última edición. Este evento, que en un primer momento podría parecer dirigido a millennials y fiesteros de la música electrónica, tiene una sección denominada Petit brunch que está enfocada a las familias. Es un espacio pensado para que grandes y pequeños disfruten de la música al aire libre y ofrece almuerzo y una serie de actividades dirigidas a los benjamines de la casa, como por ejemplo castillos hinchables, futbolines y talleres. La entrada es gratuita para los menores de 12 años y cuesta 5 euros para los adultos.
En la otra punta de la ciudad, en la plaza Glòries, se encuentra el Mecal Air, el primo veraniego del Festival de Cortometrajes y Animación Mecal. Esta muestra lleva 12 años llenando el verano de proyecciones de cortometrajes de todo tipo, con pases temáticos que cubren desde la mejor publicidad creativa internacional del año hasta audiovisuales de temática erótica, de terror, documental o ciencia-ficción. Este año se ha trasladado a los jardines Elisava, a la espalda del Hub Museu del Disseny de Barcelona, los cortometrajes se proyectan todos los viernes de agosto a partir de las 21.00 horas y la asistencia es gratuita.
Planes ‘diferentes’ de playa
La playa de El Prat se encuentra localizada en el delta del río Llobregat, un espacio natural protegido --dentro del área metropolitana de Barcelona-- con una abundante diversidad biológica tanto animal como vegetal. En este enclave hay varios itinerarios naturalistas para pasear visitando las lagunas y humedales, el pinar litoral sobre las dunas de arena y, por supuesto, la playa, aunque hay una zona de acceso restringido al público. Son unos espacios muy importantes para la fauna, en especial para las aves acuáticas, por el hecho de situarse en la ruta migratoria hacia África.
Los amantes de la aviación y la aeronáutica encontrarán en esta playa su pequeño paraíso, ya que desde ella pueden verse (y oírse) los aviones que llegan y parten desde el aeropuerto de El Prat. Y también el aeródromo de Barcelona tiene su fauna particular: todos los días, alrededor de las 13.25 horas, los que se sitúen en los miradores colocados para ver la llegada y partida de los pájaros de hierro podrán hacerle una foto al Airbus A380 de la compañía Emirates, el avión de pasajeros más grande del mundo con una capacidad para 853 personas.
Lugares urbanos con encanto
La belleza urbana de Barcelona tiene su guinda en las construcciones de Gaudí, pero la Ciudad Condal es algo más que la Sagrada Familia, la casa Batlló y el parque Güell. Por ejemplo, cerca del icónico parque se encuentra el barrio de El Carmel, que acoge una zona de bunkers desde los que disfrutar de una espectacular vista del skyline de la ciudad. La mejor hora par visitarlos es antes del amanecer, ya que por la orientación de la zona, los madrugadores podrán ver cómo el sol se despierta desde el horizonte y cubre el mar mediterráneo con los tonos rosas y naranjas de la mañana. Un consejo para los que se atrevan a ir a pie: es imprescindible llevar unos zapatos cómodos y abundante líquido; la subida es dura, pero merece la pena.
También en la montaña, pero algo más hacia el norte, se encuentra el celebérrimo laberinto de Horta, conocido por ser el escenario de grabación de la película El Perfume. Es parte del jardín histórico más antiguo que se conserva en Barcelona, en una antigua finca de la familia Desvalls. El parque incluye un jardín neoclásico, un jardín romántico, el palacio de la familia, fuentes, una cascada y diferentes esculturas que representan figuras de la mitología griega. La entrada es irrisoria: cuesta menos de tres euros y además, es gratuita los domingos.