El Ejecutivo de Pedro Sánchez tiene un problema heredado sobre la mesa. Los jóvenes notablemente cualificados siguen fugándose. Y no vuelven ni la mitad. Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), el año pasado salieron por nuestras fronteras 23.000 personas de entre 20 y 35 años nacidas en España. Apenas 10.000 volvieron.
El saldo migratorio, como lo definen los expertos, es negativo en jóvenes en general. El año pasado se marcharon 44.000 con nacionalidad española y apenas volvieron 25.000. “El ligero aumento de la población global se debe a que la inmigración supuso la llegada a España de 532.482 personas y solo regresaron a sus países 367.878”, explican en el organismo.
Drama familiar
Los jóvenes siguen siendo protagonistas de un drama que se vive día en sus familias y que sólo en fechas electorales enfrenta a los líderes políticos. El INE cifra en casi 850.000 los españoles menores de 30 años que desde 2008 se han ido fuera a buscar un empleo y mejores oportunidades. Los expertos aseguran que la cifra real supera los 1,5 millones. Advierten de que el Padrón de Españoles Residentes en el Extranjero (PERE) solo recoge los datos que facilitan los consulados.
Son muchos los jóvenes, explican, que no se registran en ellos porque no tiene ningún incentivo. Es más, les supone costes en burocracia y desplazamientos. Para más inri, al ser dados de baja en España pierden derechos como la atención sanitaria no de urgencias, mientras el nuevo Gobierno no derogue el famoso decreto Mato y restaure, como ha prometido, la atención sanitaria universal. El registro también les expulsa de las listas de espera para adquirir una vivienda con protección oficial.
Franquismo superado
El sociólogo Santiago Galán calcula que durante los 25 años duros de la emigración franquista (1959-1974), cuando el famoso "Vente a Alemania, Pepe", hicieron oficialmente la maleta y cruzaron la frontera 1.320.762 antepasados como los inmortalizados por Alfredo Landa y José Sacristán.
Un 61% eran campesinos, y otro 35%, obreros industriales, mayoritariamente hombres, sin idiomas y semianalfabetos. Según una investigación reciente del Consejo de la Juventud de España, los actuales inmigrantes son hombres y mujeres por igual y un 80% tiene estudios superiores. “Más que por estar en desempleo per se, han emigrado por la falta de perspectivas de estabilidad, ante la imposibilidad de encontrar un trabajo de lo suyo o para mejorar su formación”, asegura Galán.
Londres, primero
Pese al nubarrón todavía sin despejar del Brexit, Reino Unido no parece un inconveniente a la hora de buscar trabajo en el extranjero. Francia, EEUU y Alemania fueron los siguientes preferidos durante 2017. Londres es el principal punto de destino de los titulados superiores. También encaminan hacía allí sus pasos jóvenes con cualificaciones medias y profesionales.
En general, los trabajos que realizan allí también se encuentran caracterizados por la precariedad, jornadas laborales muy
largas y sueldos muy bajos. “Dicen que con el Brexit se pondrá difícil seguir. Pero no tengo claro que haya mejorado la cosa en España, a pesar del cambio de Gobierno”, asegura Raúl Martínez, enfermero madrileño de 27 años en busca de un trabajo digno para regresar.
Éxodo médico
El Reino Unido es también, seguido de Francia, Irlanda, Alemania y Suiza, el país más solicitado por los médicos. Su éxodo aumenta año tras año. Según la Organización Médica Colegial (OMC), 10 facultativos piden cada día certificados de idoneidad para ejercer fuera de España. En 2016, solo ocho solicitaban este requisito.
Los certificados expedidos en los últimos cinco años superan los 15.000. La mayoría son menores de 35 años, gente preparada, en busca fuera de nuestras fronteras de nuevas oportunidades profesionales. Priman las especialidades de medicina de familia, ginecología, oftalmología, y pediatría.
Cataluña, con 410 certificados, ha arrebatado a Madrid (381) el liderazgo. Algunos lo atribuyen al procés. Les siguen Andalucía, con 232, y la Comunidad Valenciana, con 152.