El presidente de la Generalitat, Quim Torra, ha decidido sacar del minibar el producto más catalán que tenía, la famosa ratafía, y entregárselo a Pedro Sánchez como presente antes de su reunión en la Moncloa.
No es la primera vez que el presidente catalán se agarra a una botella de ratafía como símbolo del nacionalismo. Hace unas semanas hacía un símil sobre la tradición con esta bebida y aseguraba que “la ratafía es quienes somos”, de la misma forma que llamaba a la defensa de la tradición para hacerse “más fuerte como país”. Aunque, en realidad, también se produce y consume fuera de Cataluña.
¿Qué es la ratafía?
La ratafía es un licor con base de aguardiente que se suele tomar tras las comidas para favorecer la digestión. Se obtiene a partir de la maceración de diferentes ingredientes tales como hierbas silvestres, medicinales, piñones, frutas y especias.
Muchas familias la realizan de forma casera con los productos de proximidad, por lo que no existe una receta única aunque hay marcas que la comercializan. Normalmente los ingredientes comentados se combinan en la producción de ratafía, aunque también existen variantes con un único producto. Tras unos 40 días de maceración al sol i serena, se filtra varias veces y se embotella.
Licor en Italia y Suiza
Las Islas Baleares y Aragón, por ejemplo, son zonas en las que también se produce ratafía (o retacía, como se denomina en la comunidad aragonesa). La balear suele diferenciarse por ser algo más amarga ---al contener nueces verdes-- y la aragonesa tiene como producto estrella las cerezas y la canela.
Según la empresa Retacía Licor de Guindas, la receta fue aportada por Fray Miguel de Berbegal, fraile franciscano que habitaba en un pequeño convento de Teruel, que la habría adquirido en alguno de sus viajes por Italia y Francia. De hecho, en Italia se ha encontrado la referencia más antigua de este brebaje, en el monasterio de Santa María de la Sala de Andorno, en el Piamonte. Otros lugares europeos con bebidas similares son Suiza, Polonia y Lituania.