La visita de jabalíes a las zonas altas de Barcelona no es algo inusual, sobre todo durante el verano, cuando los animales tienen mayor facilidad para encontrar comida en las vías urbanas. Por ello, el equipo municipal que encabeza Ada Colau ha vuelto a activar un nuevo plan de acción para que las bestias salvajes no “paseen” por la ciudad, en el que el eje principal radica en no alimentarlos ni activa ni pasivamente.
Según el documento del Ayuntamiento de Barcelona, la “oferta alimentaria” que encuentran los jabalíes en las calles es el motivo principal por el que esta especie decide acercarse al entorno urbano. Para evitar este exceso de "tentaciones" alimenticias, entre otras medidas, una campaña de comunicación dirigida a los vecinos de los distritos colindantes con Collserola bajo el lema: “Si los jabalíes encuentan comida, nunca volverán a su hogar”.
Medidas para la contención
Ocho informadores municipales irán realizando labores de información a los habitantes y paseantes de Les Corts, Sarrià-Sant Gervasi, Gràcia, Horta-Guinardó y Nou Barris para concienciarles de no alimentar a las bestias ni de forma directa, dándoles comida cuando se los encuentren por las calles, ni tampoco indirectamente al dejar la basura a su alcance.
Otras medidas para evitar la visita de los animales salvajes a Barcelona consistirá en bloquear las papeleras y contenedores, modificar el diseño de algunas zonas verdes para hacerlas menos atractivas para los jabalíes, desbrozar cerca de 60 hectáreas cercanas a Collserola y buscar nuevas medidas de control de la población animal.
Cerca de 1.500 jabalíes salvajes
Desde el ayuntamiento estiman la existencia de 1.500 ejemplares de jabalí en el parque de Collserola, un número muy superior a los 600 que admiten como capacidad máxima del entorno. Los datos de la Guardia Urbana, por su parte, destacan que durante 2017 se dieron 667 incidencias relacionadas con esta especie.
El comisionado de Ecología del consistorio, Frederic Ximeno, ha realizado un llamamiento a los ciudadanos para avanzar “en el control de la oferta alimentaria” y, así, reducir la presencia de estos animales en la urbe. Para él, es esencial que la ciudadanía considere que son “animales salvajes y, por tanto, no los alimente ni favorezcan su proximidad”.