Los trabajadores del Metro de Barcelona viven bajo la inseguridad constante de un ataque vandálico. El último se produjo este lunes en la estación de Can Boixeras de la línea 5, donde varios grafiteros detuvieron el servicio durante ocho minutos. Los empleados del metro, tanto conductores como vigilantes de seguridad, ya han denunciado en repetidas ocasiones la falta de medios de que disponen para hacer frente a situaciones como la vivida este lunes.
La violencia de estos vándalos ha aumentado en los últimos meses. Con total impunidad y sin medios para reprimirlos, el comité de empresa de metro ha explicado que los grafiteros han añadido a sus utensilios habituales pistolas eléctricas, conocidas popularmente como Taser. Tal y como ha informado betevé, el grupo de presuntos grafiteros de Can Boixeras no llevaban material para realizar un grafiti, pero, en contra de lo que sostiene TMB, el comité de empresa del metro afirma que sí portaban una pistola eléctrica.